Las fechas de la patria por Ignacio Martínez
El pasado 18 de julio se celebró el 192 aniversario de la Jura de la Constitución que dio nacimiento a nuestro país. Esta es la fecha más importante para el Uruguay si se habla de su nacimiento. Las demás son referidas a la gesta independentista (19 de abril, 25 de agosto), alguna de las cuales desatan polémicas. O del natalicio de Artigas, sin dudas muy válida para todos, creo. O de ceremonias religiosas (25 de diciembre, 2 de noviembre Día de los difuntos). O de conmemoraciones internacionales (1ero de Mayo, 12 de octubre, 1ero de enero) alguna de ellas también en franca polémica. Ya debatiremos sobre ellas.
Lo que me pregunto hoy es: ¿No será tiempo de revisar nuestros feriados y festividades? ¿No debemos agregar otras que son fundamentales para conmemorar lo que hoy somos? Y la manera de celebrar esas fechas, ¿no debería ser revisada?
Profundizo. Me parece que ya no tiene ningún sentido volver a realizar desfiles miliares como se hizo este último 18 de julio. Hacía tiempo que no se hacían. Volver a esas demostraciones épicas creo que es un retroceso y no es representativo de la verdadera historia, la que dio origen, por ejemplo, a nuestra Constitución de 1830, aquel domingo 18 de julio.
Una celebración así debería realizarse con mesas redondas, con información en los centros de estudio, en el Parlamento, en las diferentes manifestaciones de gobierno: alcaldías, centros comunales, intendencias, y en las organizaciones sociales, es decir en nuestro pueblo organizado que fue el que, finalmente, prestó juramento, aunque no se reconocían entonces ni a las personas analfabetas ni a los trabajadores asalariados. Sólo juraron los hacendados y los que tenían instrucción.
Reconozco que casi todas esas fechas señaladas estarán para siempre en la génesis de nuestro país, o en los hábitos y costumbres adquiridos, aunque todavía no hay unanimidad sobre la historia de la Banda Oriental, el artiguismo y el proceso que nos llevó hasta hoy. Tal vez nunca la haya.
Lo que sí debe haber, creo, es la incorporación de otras fechas a conmemorar con la misma o mayor fuerza aún que aquellas. Y no estoy planteando conmemoraciones con feriados y asuetos y corridas hacia los lunes. Estoy planteando profundizar el conocimiento, la conciencia, la ciudadanía, el respeto a la libertad, a la autonomía, al derecho de los pueblos a decidir sus destinos.
En esa dirección creo que el 30 de noviembre debe ser fecha magnánima también, con “rango constitucional”, ya que se derrotó con un formidable NO los intentos dictatoriales de imponer una constitución totalitaria y regresiva. Esa celebración debería tener cada año una previa recordación muy significativa de lo que sucedería tres años después, el 27 de noviembre de 1983, con el formidable pronunciamiento en defensa de la Democracia que conocemos como Río de Libertad, precisamente a los pies del Obelisco a los Constituyentes.
Nuestro Estado laico no debe incorporar, claro está, ninguna referencia religiosa o eclesiástica. Tampoco debe promover la presencia militar. En todo caso aprovecharía las fechas y rendiría homenaje a los trabajadores de la salud que hicieron heroísmos en la reciente pandemia; a nuestro profesorado y nuestro magisterio en cuyas manos, (aunque no en las únicas), reposa la construcción de ciudadanos; a la población de los barrios y los pablados de todo el Uruguay, en quienes reposa la marcha del país. A todos ellos los convocaría para organizar celebraciones. No desfiles ni meros festejos, sino instancias de recordación, de reflexión, de puntos de vista donde aportemos nuestra visión de la historia, respetando, claro está, otras visiones. Es muy pobre limitar las fechas a deslucidos y desafinados actos donde un ministro hace uso de las palabras con un cúmulo de frases hechas. En fin. Que esta reflexión queda abierta para incorporar nuevas conmemoraciones que señalen hitos de lo que hoy somos.
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