No doblar a la derecha

Sympathizers of late Chilean dictator (1973-90) general Augusto Pinochet demonstrate in front of the Caupolican Theatre in Santiago, on June 10, 2012. A ceremony honoring Pinochet has triggered a firestorm of controversy, pitting the right to free speech against relatives of regime victims who would like to see the event banned. Some 4,000 supporters of the general are expected at a Sunday screening of a new pro-Pinochet documentary at Teatro Caupolican in Santiago celebrating his military dictatorship. "Pinochet" examines the political circumstances that preceded the US-supported coup against then-socialist president Salvador Allende on September 11, 1973. The poster with the portrait of Pinochet has the word "Thanks". AFP PHOTO/Claudio SANTANA

En todo el mundo desarrollado se nota un avance de fuerzas reaccionarias de derecha.

El caso de la elección de Donald Trump como presidente yanqui no requiere comentarios.

Europa muestra un rompecabezas difícil de entender y que sin duda es multicausal.

No se puede adjudicar solo a la inmigración masiva la responsabilidad de este fenómeno.

El Frente Nacional en Francia nace en 1972 con Le Pen y continúa con  su hija Marine hasta hoy

En Austria, los Países Bajos, Italia, Grecia, Suecia, Alemania, los partidos neonazis o de extrema

derecha tienen un gran crecimiento y en algunos casos casi llegan a acceder al gobierno.

América Latina luego de las terribles décadas de los setenta y ochenta parecía haber llegado  a

un sistema democrático donde se eligen  libremente gobiernos  de diversas ideologías.

Quizás con la única excepción de Chile donde la dictadura militar logró cierta base social, en el

resto de los países latinoamericanos los seguidores de regímenes autoritarios fueron  minorías.

Pero en los últimos tiempos una luz amarilla de alerta se prende y hay que estar atentos.

En Brasil el diputado Jair Bolsonaro proclama ideas dignas de la Edad Media, reivindicando el

racismo, la homofobia, la tortura y la pena de muerte como banderas políticas para su país.

Y logra con ese discurso alarmantes índices de popularidad en las encuestas de opinión.

En Chile el pinochetista José Antonio Kast logró el domingo pasado el 8% de los votos.

En Uruguay más allá de algún milico trasnochado que lanza anónimas amenazas  de muerte

contra algunas personalidades públicas, la ideología neonazi  es prácticamente inexistente.

Solo por oportunismo o mala leche se puede catalogar a Luis Lacalle Pou de extrema derecha.

El gran desafío que enfrenta la democracia como modelo político es mostrar que, con sus

imperfecciones, es el mejor sistema de gobierno logrado por el ser humano hasta hoy.

Es imprescindible que la educación ciudadana se extienda a las nuevas generaciones, que

pueden dar por asumido como algo eterno e inamovible la vigencia de sus derechos.

Los libertades que tenemos son producto de viejas luchas populares, no fueron regalo de

nadie y la persistencia de nuestra república exige como deber ciudadano  el defenderla.

Con autoritarios e intolerantes, nada.

Alfredo García