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Referéndum por la LUC: ¿Dulce o truco?

Referéndum por la LUC: ¿Dulce o truco?
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Después de un debate interno la central sindical decidió impulsar la juntada de firmas para convocar a un referéndum para derogar la LUC o parte de ella. ¿Es una apuesta arriesgada? ¿Qué pasa si no se obtienen las firmas o se pierde el referéndum? ¿Cuáles pueden ser los costos de una derrota? ¿Hay estructuras militantes como para obtener las alrededor de setecientas mil firmas necesarias? ¿Es un tema sentido por la ciudadanía? ¿Enfrenta al Frente Amplio a una contradicción ya que votó parte de la LUC? ¿La decisión es producto de la lucha interna del movimiento sindical o apunta a la acumulación estratégica? ¿Se trata de gimnasia sindical para mantener activa a la militancia? ¿Este intento no tiene como posible efecto secundario unir más a la coalición gobernante?

 

Referéndums por Gonzalo Abella

El referéndum es, en general, una herramienta movilizadora.

No soy electoralista; afirmo que la lucha ciudadana esencial puede transcurrir por caminos hoy impredecibles. Desde este punto de partida, valoro la democracia formal mientras exista, pero sé que cuando un pueblo llega a un elevado nivel de conciencia y organización, nunca puede ser enchalecado en una institucionalidad burguesa que legitima implícitamente el sometimiento nacional y la explotación social.

Desde este marco conceptual, el referéndum abre siempre una tribuna de debate popular que puede ser hasta más importante que su resultado cuantitativo. Las cifras pasan y cambian, pero la conciencia y la organización adquiridas quedan vivas si en el escenario de fondo se fortalece la lucha social y ambiental.

En referencia a esta propuesta concreta, debo expresar claramente mi posición.

Aunque en la mayoría de nuestro pueblo, el FA es considerado “la izquierda”, yo afirmo que tanto su cúpula como la del PIT CNT han caído en posturas oportunistas. Su mensaje es claro y puede resumirse en el siguiente párrafo: no podemos oponernos a las trasnacionales porque nos dan de comer; simplemente pidamos mejores salarios y si nos los rebajan, pidamos al menos que nos mantengan el nivel de ocupación. No podemos gravar la Banca Privada, ni las Zonas Francas, ni las Redes privadas de cobranza porque hay que estimular la inversión extranjera. Mandemos tropas a Haití para frenar la lucha heroica de ese pueblo porque nuestros soldados viven mal y necesitan vivienda.

Ahora, con la extrema derecha aliada al fascismo en el Gobierno, el oportunismo desenvainará su discurso más radical; pero su verdadero rostro se verá en las intendencias de Montevideo y Canelones: la tercerización, la privatización, el acomodo, el autoritarismo, el enviar la basura sin procesar a las zonas rurales porque allí hay menos votantes.

La denuncia al oportunismo no me hace olvidar cuál es el adversario principal “de la pública felicidad”, como diría Artigas. Contra el Neoliberalismo abierto hay que sumar a todos los que se le oponen, aunque sea de palabra, aunque estemos legitimando circunstancialmente a aquellos que estratégicamente deberemos desenmascarar. Ni qué hablar si el fascismo siguiera avanzando en el marco de las concesiones que le dio el oportunismo y hoy le dan sus aliados neoliberales; ante la amenaza fascista, la mayor alianza contra ella; pero creo que su expansión será limitada… en tanto la rotación gubernamental derecha – oportunismo se mantenga en nuestra democracia tutelada.

No desecho ninguna tribuna contra el Neoliberalismo, que es el Liberalismo en el tiempo de las trasnacionales.  En el camino, y en el marco de una contraofensiva popular continental, nuestro pueblo trabajador irá avanzando y reconociendo a amigos y adversarios. Tenemos en la región fuertes movimientos ambientales, sociales, por los derechos de la mujer y por las minorías discriminadas. Faltan las herramientas políticas que unifiquen todas estas luchas, porque claudicaron las de la izquierda tradicional. Pero estas herramientas políticas se construirán antes y mejor si abrimos mil trincheras de debate y expresión ciudadana y nos hacemos presentes en ellas. Debemos hacer uso de todas las herramientas que la institucionalidad nos posibilite. Construir al mismo tiempo la herramienta política revolucionaria, con amplitud y firmeza de principios, es la tarea simultánea insoslayable.

 

Sobre la LUC por David Rabinovich

Como dice Galeano: “la utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Entonces, ¿para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.

Si la sociedad va para algún sitio, si acaso el progreso existe, vale la pregunta sobre cómo avanzan las comunidades humanas. Pienso en la ‘dialéctica’ y no me refiero a la facilidad para conversar. Estoy pensando en la contraposición de una tesis con su antítesis, en la búsqueda de una síntesis que las abarque. “Hegel concibe la realidad como formada por opuestos: en el conflicto inevitable surgido, se engendran nuevos conceptos que, en contacto con la realidad, entran siempre en contraposición con algo.” [Wikipedia]

Me resulta despreciable el abuso del poder, de la imposición de la fuerza frente al débil. Eso que es la esencia del sistema y a lo que llaman competencia. Pero no hay por qué temerle a la confrontación política en el plano de las ideas, de las propuestas… El ejercicio de la democracia supone esas disputas. Todos queremos “poder” sí; pero mientras algunos quieren poder comer, dormir abrigados y tranquilos, otros quieren poder comprar un auto nuevo todos los años, ir de vacaciones a Europa y/o tener un yate y/o avión privado. Como decía Verdaguer amamos “las pequeñas cosas de la vida”: una pequeña fortuna, una pequeña estancia, una pequeña mansión en Carrasco…

La LUC se aprueba en cumplimiento estricto de un proyecto de cambios anunciado pero oculto en sus significados y consecuencias más profundos. Consecuencias que sufrirán en bolsillo, lomo y estómago las clases bajas y medias, más allá de a quién votaron.

Al fin y al cabo, la LUC tiene como sustento la idea de promover los intereses del “malla oro”. Nada tiene de extraño que Pilar Camy, Presidenta de la Asociación rural de San José, le dijera este domingo a su Presidente: “Queremos diálogo, pero también hechos”. ¿Qué hechos reclama, en beneficio de quiénes? Para los productores familiares fueron 15 años de políticas activas, concretas, ayudas reales. Aunque para las asociaciones empresariales, que fueron puntal de la derrota política del FA, es bienvenido el cambio y altas las expectativas frente a “nuevas normalidades” por venir.

¿Qué tiene de extraño la decisión de los trabajadores organizados, en sintonía con los intereses de amplios sectores de la sociedad? Saldrán a juntar firmas, a discutir puerta a puerta sobre esta ley inconveniente para todos, menos para un puñado de privilegiados. Las fuerzas políticas de izquierda deben meterse en esta lucha sin cortapisas, sin cálculos sobre presuntas conveniencias. ¿Qué puede ser más conveniente que defender los sectores por los que la izquierda existe? En definitiva y como siempre “se trata de caminar”.

 

Lo Único Coherente por José Luis Perera

No voy a defender la LUC. El gobierno jugó sus cartas, hizo lo que tenía que hacer y lo hizo bien. Es un gobierno de coalición, y la misma está atada con alambres; algunos socios no son lo suficientemente confiables como para pensar que estarán como tales hasta el final del período, y, por lo tanto, le era imperioso asegurarse un paquete de leyes al inicio del período. Fue lo que hizo.

El PIT-CNT, que fue oficialista durante quince años, ahora será oposición, cosa que todo el mundo sabía desde un principio, y no esperó demasiado para ubicarse en esa postura.

En los primeros días de abril, el gobierno hizo llegar a todos los legisladores el proyecto de LUC. La cuestión ya había sido tema de campaña electoral, y ya había recibido críticas en ese momento por parte del FA y también del PIT-CNT.

Además, desde febrero, el borrador había sido discutido con diferentes organizaciones de la sociedad, y había provocado cambios en varios de sus capítulos.

Finalmente el proyecto ingresó al Parlamento recién a fines de abril.

En los primeros días de mayo el PIT-CNT ya estaba poniendo en marcha movilizaciones contra la LUC, y el 18 de mayo, convocado al Parlamento, expresó su más absoluto rechazo a la ley.

Entre otras cosas: “No compartimos presentar bajo la forma de urgente consideración un proyecto de más de 500 artículos, que toca prácticamente todos los aspectos de la vida del país y que requeriría plazos de debate, intercambio e información bastante más prolongados que los que prevé la Constitución para estos proyectos».

Esto es: la central se oponía porque “no había tiempo” para el debate y la información, pero ya desde antes de conocer el articulado estaba en contra. El proyecto ingresó a fines de abril y el 18 de mayo ya el PIT-CNT tenía un documento rechazándolo. ¿No era que no había tiempo?

También dijo el presidente del PIT-CNT Fernando Pereira que “Uruguay tiene en este momento más de 200 mil trabajadores en el seguro de paro. Esa es una urgencia, el trabajo; Uruguay tiene cerca de 400 mil hogares o personas ganando menos de 20 mil pesos líquidos, y esa es una urgencia; Uruguay tiene gente que está entrando a la pobreza”.

Tarde se acordó Pereira de esos cientos de miles que ganaban una miseria durante su gobierno, y de la pobreza que ya existía antes de comenzar este gobierno y la desocupación que ya había empezado a crecer en diciembre.

Nunca movió un dedo para frenar ignominias para el país como la de UPM2 o la bancarización obligatoria.

Sería Lo Unico Coherente, e infinitamente más productivo, tanto para el PIT-CNT como para el FA (y para todas las fuerzas que se consideren de izquierda), dedicar todos sus esfuerzos en una profunda autocrítica, para encontrar los por qué de tanta decadencia en todos estos años.

 

Haciendo oposición sin perecer en el intento por Ramón Rodríguez Puppo

“ Difícil pa Sagitario.” Parece ser la frase popular que pinta un momento crucial para el Frente Amplio.

Internamente y ya desde el momento mismo en que la tan mentada LUC fue promulgada algunos actores importantes de la coalición de izquierda ha reconocido no solo su derrota (esperada) en el parlamento sino que además han propuesto encomendar a sus instituciones satélites y aliadas a proseguir la lucha para derribar la ley. Por citar algún ejemplo concreto publicaban los medios de prensa a mediados de agosto que la propia Carolina Cosse reconocía que la LUC era una causa perdida a nivel parlamentario y que ahora solo restaba hablar con los actores sociales para consensuar caminos de lucha futuras.

Por lo vista ese proceso se hizo de manera tibia y desprolija pero sin prisa y sin pausa el PitCnt recogió el guante y hoy le devuelve la “pelota embarrada” a la fuerza política asociada para definir en conjunto la estrategia a seguir. La situación es por demás complicada dado que no solo consolida un “joint venture” que no debería ser tan explícito sino que además nadie quiere ser el “padre indiscutido de una derrota”. ¿Cómo explicarle al pueblo que van a juntar firmas para derogar una ley votada parcialmente por la misma fuerza política?

¿Cómo embarcar a un FA aún dividido y en proceso de autocrítica a realizar una tarea de neto corte opositor en el que no se encuentra consenso ni mucho animo por parte de importantes sectores y dirigentes del propio FA? ¿Y si solo se busca impugnar algunos artículos? ¿Qué sucedería si solo se junta firmas para derogar los temas vinculados directamente a la central obrera? (Ocupaciones, piquetes, gobernanza de la educación, etc).

¡¡¡Podría ser!!!

Pero ahí ya la fuerza política se embarcaría en un esfuerzo titánico para juntar cientos de miles de firmes para un objetivo ya menos ambicioso y en el que no le va la vida. ¿No será mejor guardar la herramienta del referéndum para el tema desmonopolización de combustibles que no está en la LUC?. Por otra parte: (algunos dirán)

¿No estaremos haciéndole el juego a Andrade para tener a sus bases y fuerzas propias sindicales en permanente gimnasia (algo que solo le sirve a él y pocos más) mientras el resto de la Coalición asiste lentamente a una nueva derrota política sin sentido?

Estas y otras preguntas nos asaltan a todos en estas horas. Y ni siquiera entro a analizar la posibilidad de una carta mostrada desde “la derecha” respecto de una supuesta inconstitucionalidad del referéndum prevista por el art. 79 de la Constitución para proyectos de ley con iniciativa privativa del Poder Ejecutivo. No le faltan argumentos al dr. Lusst para llevar adelante esta acción de inconstitucionalidad aunque –nobleza obliga- en lo personal entiendo no le asiste razón jurídica por fundamentos que no viene al caso ahora profundizar. Pero solo a título de adelanto a futuro digo que la Constitución se refiere a iniciativa privativa en todo lo que refiere a materias reguladas y no a procedimientos formales como es la propia declaratoria de urgencia. Pero en cualquier caso si el dr. Lusst quisiera ir adelante con una acción de anulación en la SCJ no le faltarían fundamentos y en definitiva todo ese procedimiento complicaría todo el “crédito” frente a la ciudadanía de la propia recolección de firmas para el referéndum.

En fin “difícil para Sagitario”. No es fácil ser oposición frente a un gobierno que se luce en el manejo de una pandemia mundial y con un Presidente de la República enfrente que es un gran comunicador que genera simpatías mucho más allá de las previamente esperadas por todo el espectro político del país. Por otra parte la LUC no es una novedad para el sistema ni una sorpresa guardada en la manga por el Presidente Lacalle. Es una promesa de campaña claramente planteada desde antes de las elecciones nacionales. Su temática fue ampliamente discutida por todos los partidos políticos del país hasta lograr un texto de gran consenso. Ni el votante multicolor más optimista hubiera imaginado jamás que dicha ley iba a ser acompañada en la mitad de sus artículos por la propia bancada del FA.

Por tanto hoy solo la gimnasia de la lucha por la lucha en sí es la única explicación racional que justifica el afán del PitCnt para tener a toda su gente en permanente movilización sin importar el resultado final y los daños colaterales que pueda generar. No tengo dudas que algunos dirigentes más moderados en el FA lo saben y van a poner serios reparos para llevar adelante un proceso con más riesgos que oportunidades.

Menos conflicto, más cooperación por Juan Pablo Grandal

Todo lo relacionado a la oposición a la Ley de Urgente Consideración esconde disparidades políticas dentro de la actual oposición, el movimiento sindical, y el relacionamiento de ambos con el gobierno nacional. Muchos antes del 1ro de Marzo de 2020 esperábamos una relación de bastante mayor tensión entre el gobierno entrante y el movimiento sindical, dado el discurso de algunos de los actores más visibles de ambos campos. Pero hoy nos encontramos con un gobierno y un movimiento sindical que disfrutan de un muy buen diálogo, que es admitido tanto por el Presidente Lacalle Pou, por el Ministro de Trabajo Pablo Mieres, como por el Presidente del PIT-CNT Fernando Pereira. En el acto conmemoratorio del 1ro de Mayo, si bien en el discurso el movimiento sindical se mostró como parte de la oposición al gobierno, no existió un discurso incendiario, ni alusiones a la “llegada del fascismo” o de la “ultraderecha que viene a barrer con todo” como uno lamentablemente debe escuchar en algunos de los sectores más trasnochados de la izquierda. También las voces que piden personería jurídica para el PIT-CNT o voto secreto en la interna sindical, son bastante minoritarias en el oficialismo, y si bien son discutibles, llevarían la conflictividad entre las autoridades y el movimiento sindical a otro nivel, lo cual por suerte la mayoría no queremos.

Este buen diálogo entre el movimiento sindical y el gobierno está basado principalmente en que ambos son conscientes de su fuerza relativa en la sociedad. La dirigencia del PIT-CNT es consciente tanto de que el actual gobierno recibió la debida legitimación popular en los comicios del año pasado, sino también de que disfruta de niveles de aprobación bastante altos en la población. Y el gobierno sabe que, si bien ganó la elección, la ganó por poco, y si bien disfruta de altos niveles de aprobación, la situación socioeconómica del país (fruto de la pandemia y la crisis global) es tal que eso puede estar sujeto a cambios bastante bruscos. Esto ha mantenido a raya tanto a los sectores más radicales de la izquierda que buscan ejercer un rol de oposición más férrea tanto a nivel político como sindical; como a los sectores más liberales del gobierno que buscan modificar más a profundidad la participación del Estado en la economía y alterar el ordenamiento interno de los sindicatos.

Por esas mismas razones creo que no es viable la propuesta de derogación de la LUC. No existe una oposición tan numerosa y férrea al gobierno como para llegar a tener la fuerza necesaria para derogarla. Es poco probable incluso que se llegue a alcanzar las firmas necesarias, y menos aún si el Frente Amplio no se declara abiertamente en apoyo a la derogación de partes de una Ley, de la que votaron la mitad del articulado en el Parlamento. Mucho habría para decir de las consecuencias posibles de que esta movida llegara a triunfar, con una oposición envalentonada y un gobierno más atrincherado; y lo contrario, lo más probable, que el referéndum o incluso la juntada de firmas fracasen, llevaría a un debilitamiento del movimiento sindical (aunque sea temporal) lo cual no es deseable para aquellos de nosotros que, más allá de la condición político-ideológica actual del movimiento obrero, lo consideramos un pilar fundamental para construir la Patria del futuro, junto también con las patronales y otros gremios. Creo que al decidir enfrentar al gobierno de esta manera el movimiento sindical no está midiendo sus fuerzas potenciales de forma adecuada, y lo mejor hubiera sido aceptar la legitimación que el actual gobierno recibió por medio de las urnas, para implementar políticas que, gusten o no, prometieron en la campaña, y el soberano legitimó.

En conclusión, hay que tener en cuenta el mensaje del movimiento sindical: el gobierno está afectando sus intereses, los cuales tienen el derecho inalienable a reivindicar y defender. A muchos les encantaría dejar de lado al movimiento sindical, y a muchos otros les encantaría eliminar por su parte a las organizaciones patronales que también tienen sus intereses legítimos. La experiencia histórica nos ha demostrado que cuando aquellos sectores sociales relacionados a los factores de producción se agrupan y cooperan en pos de un proyecto de desarrollo nacional, las naciones progresan. La contradicción capital-trabajo existe y siempre existirá, y no se puede ignorar, y también la historia nos ha demostrado que buscar finalizarla no ha dado los mejores resultados tampoco. Buscar regularla y administrarla en búsqueda de la paz y prosperidad común, debe ser la agenda. Menos conflicto, más cooperación.

No te confundas por Andrea Bertino

“Apatía: es la falta de emociónmotivación o entusiasmo. Es un término psicológico para un estado de indiferencia, en el que un individuo no responde a aspectos de la vida emocional, social o física.”

La semana pasada la Mesa Representativa Nacional Ampliada del PIT-CNT resolvió, por unanimidad, impulsar un referéndum contra la ley 19.889 (LUC) para lo que se conformará una Comisión Nacional Pro-Referéndum. La Federación de Estudiantes Universitarios y la inter social feminista resolvieron también apoyarlo; por lo que varias de las grandes organizaciones sociales que tenemos parecen haber despertado luego de, a mi criterio, años de tensa calma.

No firmar y posteriormente, en caso de llegar a las firmas, no votar por la derogación de la LUC es conformismo. Es pensar que, como a un gobierno la gente lo puso allí, tenemos que aceptar todo lo que este plantea aun siendo en algunos aspectos inconstitucional. Porque la LUC es en muchos sentidos, básicamente inconstitucional. Todo el capítulo de educación, la regla fiscal y la parte de minoridad infractora, la cual contradice caprichosa y obsesivamente el plebiscito de No a la Baja (que se ganó en octubre pasado) es anti-constitución. Así como todos los artículos que atacan la organización gremial, los piquetes y las ocupaciones. He oído decir que cuestionar a esta ley nefasta es “una falta de respeto del pueblo uruguayo”. Falta de respeto es matar a una persona (y estar avalado por una ley) por robarse una oveja. Falta de respeto es tener al propio presidente diciendo que no la leyó toda porque no le dio el tiempo. Falta de respeto es tener un Gobierno que justifica recortes con una mala herencia, pero presentó a inversores extranjeros un país con mejoras desde hace 15 años. Para las organizaciones sociales, que más allá que indefectiblemente estén asociadas a un partido político de izquierda, son organizaciones independientes; es además una oportunidad de reivindicación. El aparato sindical desde hace muchos años está visto, para el común popular, como una organización que solo defiende sus propios intereses. La inter social feminista apoyará la derogación a pesar  que esta ley incluye algunos aspectos “mas beneficiosos” para la lucha contra la violencia de género (mayores penas a violadores, mayor control de tobilleras); y eso es empatía.

Aceptar la democracia NO debe ser nunca resignación frente a una ley que recorta y da libertades al aparato represor, y los que pretenden decir que “quien no acepta la LUC no acepta la democracia” solo tiene una intencionalidad de confundir.

Referéndum contra la LUC: Quién es quién por Camilo Márquez

La convocatoria a un referéndum contra la Ley de Urgente Consideración fue aprobada finalmente por el PIT-CNT a pesar de, al menos, una parte de su cúpula. La dirección del FA ha sido algo más que prudente en sus reacciones admitiendo en general que es “altamente probable” que la fuerza política apoye la iniciativa. El más honrado en sus declaraciones fue Bergara que dijo sin rodeos que “Si se va contra toda la ley está claro que el Frente no lo puede acompañar porque votó buena parte de eso” (Montevideo Portal). Valoró que “No son las mejores condiciones políticas” para apoyar el referéndum contra la LUC (El Observador) y llamó a “discernir quirúrgicamente” qué artículos, así como la forma de realizar la consulta popular. Cortito: el FA hará campaña en las sombras contra el referéndum.

Es que el referéndum no es sólo una consulta sobre el gobierno. Cuando los dirigentes admiten que la LUC fue votada en “buena parte” por el propio FA, ese plebiscito se extiende hacia ellos también en su calidad de oposición centroizquierdista. Bergara advierte que el camino puede llevarnos hacia aguas desconocidas. Por eso reclama sostener el bisturí con sumo cuidado.

De todas formas, hay otro problema más considerable: Hay en proceso una operación para manipular la iniciativa: el punto en cuestión es si el referéndum va contra parte o contra toda la LUC. Esta última es la opción por la que esta pugnando la burocracia sindical en sintonía con Bergara y compañía. Se formó una comisión para estudiar el tema, es decir, viendo que les era costoso desactivar la iniciativa rápidamente se busca amputar su alcance.

Pero la consulta es un derecho exclusivo de quienes luchan y se movilizan (nos movilizamos) contra la LUC, no de quienes congelan esa movilización. Nadie puede arrogarse la elección de las armas más que los propios combatientes. El papel del FA consiste precisamente en esta usurpación política.

La LUC le da a la burguesía un conjunto de instrumentos políticos para arremeter contra las masas. En todo el mundo las conquistas más elementales se encuentran bajo un fabuloso ataque: desde las jubilaciones a la jornada de trabajo.

La campaña por el referéndum puede ser el punto de partida de una nueva fase política. La condición es superar el corset de los aparatos y acompañar la recolección de firmas que ya está enraizada en buena parte del pueblo. Hay material nuevo en el activismo que puede ser la base para la formación de comités barriales, no sería la primera vez en nuestro país. Este puede ser un punto de partida de una nueva etapa que supere a los intentos por encapsular la “batalla” al terreno cultural y parlamentario. La política de la izquierda debe partir de la situación internacional convulsiva. El país empezará a conocer mejor la estrecha relación que existe entre las distintas variantes en que se dividieron el pasado domingo 27.

 

Se hace camino al andar por Esteban Pérez

 

Mientras el Frente Amplio votó una importante porción de la Ley de Urgente Consideración el movimiento social se opuso desde el inicio a todo ese engendro oligárquico patronal.

La oposición parlamentaria aún hoy vacila vergonzosamente ante el empuje pro-referendum surgido del movimiento popular primero y luego del PIT-CNT.

Cálculos electoreros mezquinos dentro del Frente Amplio han generado distintas especulaciones sobre si se gana o se pierde votos para el futuro e incluso le tiemblan las rodillas ante la posibilidad de una nueva derrota en las urnas.

La realidad indica que la débil resistencia parlamentaria ya fue derrotada y la LUC se empieza a instrumentar a pasos apresurados.

Es claro también que sin dar pelea la derrota es permanente, en cambio dando batalla se podrá perder, pero también se puede acariciar la victoria. En definitiva, los logros del campo popular han sido obtenidos siempre con luchas, derrotas, sufrimientos, pero las victorias han sido más sólidas cuando fueron logradas con pueblo organizado detrás.

El referéndum contra la LUC es un hecho puntual, pero durante los próximos cinco años surgirá más de un frente de lucha para ser asumido por parte del movimiento popular.

¿Qué hay desmovilización? Es cierto, el pueblo se ha achanchado apostando a la actuación parlamentaria promovida desde los sectores del Frente Amplio (no hagan olas que paso a paso iremos reformando el Estado, hay que volver a gobernar otros cinco años más).

Hoy, en torno al referéndum, tenemos la oportunidad de generar organización, unidad y lucha; es también la hora de que las organizaciones sociales recuperen su autonomía y protagonismo en las decisiones, quitando el freno de mano introducido por dirigentes frente-dependientes.

Si el Frente Amplio se suma a militar por el referéndum mejor, pero no debemos quedar rehenes de sus vacilaciones y su estrategia electoral a 5 años, con consecuencias paralizantes para el movimiento popular.

Una papeleta y un bolígrafo son hoy por hoy un arma y un elemento nucleador para comenzar a generar organización y un gran frente de lucha contra el capitalismo.

Si no es esta ley, el sistema seguirá generando sucesivamente otras “LUC” hasta que llegue el momento en que sea derrotado definitivamente.

Caminando, organizando resistencia y sembrando conciencia se estarán acumulando fuerzas para dar batallas aún más duras en los tiempos que vendrán. La LUC es apenas un relámpago de las tormentas venideras.

Se gane o se pierda el referéndum, en cualquiera de los dos escenarios, estamos ganando al poner al pueblo de pie y recobrando su espíritu de lucha y dignidad. La pasividad es tóxica, el camino se teje al andar.

 

Es su trabajo por Cristina De Armas

Cuenta la historia no escrita de la política – esa que suele ser la más rica – que un día un joven diputado colorado se acerca a un veterano caudillo blanco con su proyecto de ley en la mano y le consulta su opinión. Excelente – le responde – me voy a oponer en forma contundente. -Pero, si acaba de decir que es excelente. – Es mi trabajo oponerme.

Y ese es el punto, cada quien tiene que jugar su rol, oficialismo, oposición y también el sindicalismo, todo dentro de esta nueva normalidad sin grandes manifestaciones

La Central Sindical ha sido clara en su posición sobre la Ley de Urgente Consideración desde un inicio; la ha considerado inconveniente, abusiva y restrictiva. Hoy se pretende llevar ese descontento a la consulta popular directa y este momento en que escribo aún no decide si plantear derogar la LUC en su totalidad o algunos artículos y a su vez el Frente Amplio no plantea su apoyo con seguridad.

Parece que el gran cambio es la pandemia que ha provocado un repliegue de la militancia, que la atención de la población se centre en otros temas; sin embargo, el cambio mayor se encuentra en lo político, por debajo de la emergencia sanitaria y la crisis económica el sistema político se va a agrupando en dos grandes bloques, el bipartidismo y la alternancia son desde hace tiempo parte del discurso y de las decisiones. Aquella unión entre la izquierda y los sindicatos hoy se tambalea ante los compromisos políticos de una fuerza que ha entendido luego de quince años de gobierno, que ha llegado el tiempo inevitable de negociar.

El sindicalismo seguirá adelante, la coalición si cae o se fortalece será por sus propias circunstancias internas pero la izquierda tiene por delante un desafío importante, que tanto quiere y puede hacer su trabajo de oposición.

 

Cruce de caminos por Fernando Pioli

 

El hecho de juntar firmas para derogar la LUC en su conjunto es un arma de doble filo, y es inviable, por inconveniente, que la principal fuerza política de izquierda se embarque en ese Titanic. De los últimos actos eleccionarios queda claro que la izquierda es una fuerza en retroceso, si bien la elección municipal muestra un piso electoral que supera a la elección nacional en el terreno concreto el resultado implica pérdida de territorios gobernados por el FA. El propio FA votó afirmativamente muchos artículos de esta ley, ¿de qué modo creíble puede ahora ir a decir que la quiere derogar en su conjunto? Hay cuestiones que son de fondo, de contenido y hay cuestiones que son de estrategia e incluso de oportunidad. Si no se hace el esfuerzo por identificar los puntos concretos en que la LUC puede ser rechazada se va en camino a un fracaso que resultará legitimador de la propia ley. Es más, si la iniciativa fracasa queda abierto el camino para que la coalición que tiene mayoría parlamentaria saque de la galera nuevas leyes y el recurso de la iniciativa popular se desgaste.

Existen hechos incontrastables, tras 15 años de hegemonía política la izquierda uruguaya perdió pie porque el enojo, justificado o no, la sacó del gobierno. El gobierno actual se encontró con un desafío que es el arribo de una pandemia global y su respuesta ha sido respaldada por la mayoría de la población y ese es un obstáculo difícil de superar. No es políticamente viable ir de frente contra un gobierno que goza de respaldo popular.

De todos modos es bastante factible que en los próximos meses ese respaldo comience a deteriorarse en la medida que los efectos de las decisiones políticas del nuevo gobierno vayan dejando atrás las secuelas de la pandemia y cobren fuerza elementos más estructurales. Es decir, en los próximos meses se harán patentes en la población los efectos de las decisiones políticas que se están llevando a cabo ahora y esa es la ventana de oportunidad que se tiene que aprovechar, pero siendo conscientes que no se puede ir contra una generalidad abstracta, sino en contra de cuestiones concretas que puedan hacerse carne en la población. Si la izquierda se vuelve voluntarista y no práctica corre el riesgo de no poder actuar en la realidad y solo conservar un valor testimonial.

O sea, hagamos lo que hagamos que siempre sea con inteligencia. Si vamos a hacerlo, hay que hacerlo bien.

 

 

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