Sólo fue un “DEJA VU” por Cristina Moran
Los últimos días fueron pródigos en noticias relacionadas con el mundo político y algunos de sus principales actores. Sin intención de mantener un orden el primer nombre que aparece, ¡no en mi archivo, por favor! pero sí en mi memoria, es el del senador Andrade que quedó en falta con la Intendencia de Canelones por la construcción de una casa, precisamente, en ese departamento. Luego de que el hecho levantara mucha tierrita, el infractor declaró que normalizaría su situación y que todo volverá a ser “paz y amor” con la IMC y su titular, Yamandú Orsi. Otro que bien baila en el rubro “infracciones municipales, es el diputado Daniel Peña, que militó primero en el Partido Nacional y en las últimas elecciones pidiendo o no pidiendo pase, integró las huestes del Partido de la Gente, formado por el empresario Edgardo Novick, quien hace tiempo se esfumó de su partido, se dedicó a sus tareas empresariales con el éxito que en este rubro lo acompaña mientras su único diputado continúa su accionar en la coalición multicolor en representación del “hijo” de Novick, o sea el PDLG. Ahora, Peña, ha cobrado notoriedad, no por su accionar político sino por haber pasado a la categoría de infractor ante la Intendencia de Maldonado, dado que fue denunciado por sus vecinos de Punta Ballena donde está construyendo una casa de 345 metros cuadrados, por las irregularidades con el límite de altura (él dice 50 centímetros, pero la Intendencia de Antía y los vecinos, dicen un metro) y con los desagües pluviales. Senador Andrade, Diputado Peña ustedes no pueden, no deben ser infractores de nada; ustedes están ocupando una banca en el Palacio de las Leyes porque el voto del pueblo los puso ahí; ustedes están obligados a ser referentes de seriedad, honestidad, inteligencia; ustedes no pueden, no deben ser infractores de nada. Deberían tenerlo grabado a fuego, pero evidentemente, no es así. Aunque Andrade y Peña tuvieron sus “cinco minutos de gloria”, se los llevó por delante la salida de Germán Cardoso como ministro de Turismo, salida que estuvo precedida de muchos “dimes y diretes” que no lo dejaban muy bien parado y sobre lo que el reflexionó de esta forma: “He sido víctima de un ataque político furibundo”. Por favor, diputado Cardoso, ese “ataque político furibundo”, para muchos es un inocente juego de niños. El hecho motivó algo así como “una puesta en escena” que tuvo lugar en un reducido espacio brindado, generosamente, por el ex presidente de la República y ex senador, Julio María Sanguinetti, en su residencia. El renunciado ministro en primer plano y detrás con su inconfundible mascarilla rojo fuego (perdón quise decir “colorado” fuego) el dueño de casa y secretario general del partido al que ambos representaban, que en un momento pasó al frente (no confundir, por favor “frente” porque estaba detrás de Cardoso) para manifestar “el esfuerzo del exministro recorriendo el país para promocionar un turismo interno, etc., etc.” Lo cual me pareció un tanto exagerado porque no se trataba de un “esfuerzo enorme” sino de una obligación inherente a su condición de titular de un ministerio tan castigado por esta pandemia entronizada en el mundo entero. Días después, en el mismo escenario y con la misma puesta, cambiado solo el co-protagonista, que en realidad estaba a punto de tener protagonismo absoluto (¡vaya a saber por cuanto tiempo!) y fue ese día en que todo casi fue un “dejá vu” porque al ex presidente (Sanguinetti), que por supuesto no es presidente lo vi o imaginé ejerciendo la función de tal presentando (algo que luego aclaró o explicó el Presidente Lacalle Pou), al nuevo ministro, Tabaré Viera, que abandonó su banca de senador para pasar a ocupar el sillón vacío de un ministerio que por unos días no tuvo ministro y así dio paso a la entrada de un nuevo Batlle al Senado: Raúl Lorenzo Batlle, heredero de tremendo legado con un apellido histórico que marca la presencia de más de uno de esa familia ocupando el sillón de la presidencia de la República Oriental del Uruguay, un legado que comenzó Lorenzo Batlle, continuó José Batlle y Ordoñez y siguieron Luis Batlle Berres y Jorge Batlle Ibañez, los dos últimos abuelo y padre respectivamente de Raúl Lorenzo Batlle que hoy se está estrenando como senador y ocupará el despacho que antes perteneció a su padre. Que todo sea para bien. Es todo por hoy. Hasta la próxima. Que seas feliz. ¡Y no dejes entrar al viejo!
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