Todo pasa y todo queda por Cristina Morán
Así lo escribió el poeta: “Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar” y una acude a el y lo toma como disparador para el reencuentro luego de una semana de turismo que en realidad no fue de turismo como tampoco fue de la vuelta ciclista y entonces no hubo oportunidad de ver llegar al último ciclista y el país no se puso en marcha, (aunque lo intentó) pero no por la ausencia del “último” si no por la presencia del Coronavirus. Y dentro de este marco la vida continúa y Darwin Desbocatti se enoja con el secretario de la presidencia porque según el (Darwin) el secretario refiriéndose a la cantidad de gente en las calles, rambla, etc. se “mete” en algo que no le pertenece, que eso es tarea del periodista, y que la libertad de prensa y todo lo demás que dijo y que patatín y que patatán, y la vice presidenta de la sociedad de neumología ha pasado a ser otra integrante de la polémica de los domingos que ahora también es de los viernes y una, en pleno aislamiento, se desconcierta porque no sabe si verla y escucharla como médica o como una más del programa y por momentos una, siempre una, puede preguntarse ¿no será suficiente? Y sí, el lunes vimos más gente en las calles, en los bancos (que abrieron sus puertas porque más allá de este azote la vida continúa), en los ómnibus (porque aquellos que mantienen su trabajo viajan para cumplir con el mismo) y en las ramblas porque hubo algo así como señales alentadoras que emanaron del anuncio del Presidente de reiniciar las clases en las escuelas rurales (sin obligatoriedad), del regreso al trabajo de 45.000 obreros del Sunca , de la desinfección de distintos lugares de la ciudad y tal vez sea preferible, tomando las precauciones necesarias, caminar al sol , enfrentarse al viento, mojarse con el agua de lluvia, “aislar” al celular, silenciarlo, ignorar los grupos donde lo principal son las comidas y las bebidas y los intentos no siempre acertados de entretenimientos, pasar por alto lo expresado por el director nacional de salud y la salida al cruce de la palabra autorizada de un médico que en definitiva también es una opinión y se suma a las dudas, preocupación y miedos que se acumulan día a día y que más de uno desde un informativo los incrementa, los potencia mostrando algo así como una alianza con la muerte. Informar, sí, con moderación, por favor, teniendo en cuenta la sensibilidad de quienes miran y oyen. Con las conferencias de prensa del Presidente o el Secretario se genera algo así como momentos de suspenso: “en pocos minutos”, “luego del corte”, “nuestro compañero está en la Torre Ejecutiva” y finalmente se produce la conferencia (siempre que no sean comunicados leídos por el “compañero” que lleva horas instalado en el lugar) y luego que la presentadora repita exactamente lo mismo que todos (porque en general son siempre los mismos) conocen de memoria, se inicia la ronda de preguntas y aparecen las respuestas precedidas de un demasiado amable: gracias Daniel” o “gracias Virginia” o gracias Leonel muy acertada tu pregunta” o “gracia Carina por preguntarlo”, y los gracias y los nombres propios se van sucediendo y una, ya aburridísima, sobrellevando como puede esta ausencia de afectos, de abrazos, de miradas tiene deseos de decir, basta señores, porque no suena de verdad” y cuando no es de “verdad” suena a “puesto”, a elaborado como la miel. Y ya sabemos que mucho dulce hace mal a los dientes. Esto tal vez ocurra por haber estado tantos años del “otro lado del mostrador” y conocer a “tantos pingos en la cancha”. Es todo por hoy. Ah, y no abusen de la miel aún siendo tan sana y tan “riquísima”.
Hasta la próxima. Que seas feliz. Recordá siempre que la vida sigue.
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