Y en los futuros 300 años habrá de todo por Cristina Morán
Hace pocos días, y ustedes lo saben, la Intendencia de la capital del país hizo el lanzamiento, en el Teatro Solís, de los preparativos de los festejos de “la muy fiel y reconquistadora” al cumplir 300 años de fundada. Fueron convocados distintos representantes de la cultura nacional y serán ellos quienes harán conocer sus ideas, sus propuestas, sus proyectos para que sean evaluados por distintas comisiones que trabajarán sobre los mismos. Nos preguntamos que se hará, cómo se verá Montevideo, qué cosas, qué sucesos, qué gente, que héroes conocidos y anónimos nos transportarán al 1724, a aquel momento único que significa fundar una ciudad como la nuestra, a la que vemos tan única, bañada por el Rio de la Plata, que nos permite “descubrirla” en el día a día y amarla y respetarla y cuidarla de “toda invasión extranjera” y de los abusos de poder de quienes ya lo hicieron y de otros que, si no estamos atentos, pueden volver a hacerlo. Hoy, Montevideo, es una ciudad moderna que mira hacia adelante (pero no olvida su pasado) y al igual que “antes” recibe a migrantes de distintas nacionalidades que eligieron a Uruguay, y la mayoría a Montevideo, para iniciar una nueva vida, trayendo sus hijos, sus costumbres, sus estilos musicales, sus gustos y sabores. Y a propósito de “gustos y sabores”, entre orientales, costarricenses, cubanos, mejicanos, venezolanos, argentinos y otros provenientes del viejo continente europeo, han convertido a Montevideo en una gran plaza gastronómica en la que es posible paladear y empezar a reconocer platos que vemos “distintos” y que terminamos aceptando. Hoy, no podemos decir aquello de “no hay donde ir a comer”, al contrario, si no haces reserva, no encontrarás mesa, especialmente de jueves a domingo en la noche y en los dos últimos días a mediodía. Y no hablemos de las pizzerías. Si en un momento los “medio-tanques” con tentadores asados y chorizos se hicieron dueños de las esquinas de los barrios de Montevideo, hoy son las pizzerías que entre las mesas de sus locales y los “delivery” que esperan en las veredas con sus motos “calentando motor”, se convirtieron casi en una “necesidad” de quienes tienen algo menos para gastar o no les da el tiempo para esperar sentados a una mesa, que los vengan a atender y cumplir a conciencia con el rito de saborear un buen plato. De plaza de comidas nos vamos (siempre en Montevideo, claro) a lo que se inauguró hace unos días en la avenida 18 de julio destinado estudiantes que vienen a hacer los tiempos de su carrera en Montevideo. No es sencillo el desarraigo y menos aún pagar vivienda y alimentarse. Vivimos en una ciudad y un país muy caro y como reza aquel viejo dicho “no todo lo que brilla es oro”, es decir brillamos en muchas cosas, pero no todas entran en la categoría “oro”: en general son las menos. Me llamó mucho la atención que a un ex hotel con seis pisos y las comodidades que haya podido ofrecer sumándole las que se añadieron en lo que pudo haber sido una remodelación, se le haya llamado “Ciudad Universitaria”. Sorprende porque el concepto de “ciudad universitaria” es mucho más que un edificio de seis pisos. Y todos lo sabemos. Pienso que hubiera sido más atinado llamarlo, por ejemplo, “Residencia estudiantil Jorge Larrañaga” o algo parecido. Pero “ciudad universitaria” …¡hummm! Es todo. Los dejo. Hasta la próxima. Que seas feliz. Último Momento: “Trataron de enterrarme vivo y aquí estoy”. Lula Da Silva, desde el domingo 30 de octubre presidente de Brasil.
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