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¿Autoayuda o autoengaño?   por Miguel Pastorino

¿Autoayuda o autoengaño?    por Miguel Pastorino
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Las publicaciones en redes sociales, con imágenes que expresan felicidad y una frase positiva, inundan la cotidianeidad de las personas, como si la vida que sueñan solo dependiera de sus pensamientos y especialmente de ser optimista y pensar siempre en positivo. Se repiten frases como: “no te olvides de ser feliz”, “todo depende de tu actitud”, “hay que ser siempre positivo”, “imagínalo y sucederá”, etc. La consigna es: “si no te va bien en la vida, es porque no quieres, es porque no piensas de la forma correcta”. ¿Cuál es la conclusión? La culpa de que tengas problemas o dificultades es solo tuya por no pensar positivamente. A pesar de lo absurdo de este razonamiento, se ha vuelto una fe dogmática en ámbitos empresariales y en los consumidores de libros de autoayuda.

A esto hay que agregarle la ideología promovida por libros como “el Secreto” (de Rhonda Byrne), y una vasta literatura pseudocientífica, donde se predica la llamada “Ley de Atracción”, como si fuera una ley “científica”, que nos enseña que los pensamientos influyen físicamente sobre la realidad. Alcanzaría con saber lo que uno desea y “pedírselo al Universo”. Se trata al Universo como divinidad impersonal que “te devuelve lo positivo o negativo que hagas”. Para darle un tono más “científico” se utilizan términos como “energías”, “vibraciones” (“vibras”), pero en realidad se refieren a realidades imposibles de verificar empíricamente. Como la antigua creencia de un mundo dominado por espíritus buenos y malos, ahora se llaman “energías positivas o negativas”, o “buenas o malas vibraciones”. La superstición usa lenguaje pseudocientífico, pero sigue siendo superstición y pensamiento mágico.

¿Todo depende de tus pensamientos?

No se necesita demasiada explicación para saber que muchos dramas humanos, injusticias y problemas de salud, no dependen de los pensamientos de quienes los padecen. ¿O acaso quienes mueren de hambre es porque no piensan lo suficiente en la comida y “el Universo” no se las envía? ¿Se puede creer que quienes son víctimas de abusos y explotación atraen el sufrimiento con su mente? ¿Cuándo alguien te lastima es porque no piensas de la manera correcta? El peligro de hacerle creer a la gente que es culpable de todas las cosas que le suceden no una cuestión superficial y tiene graves consecuencias en la vida de las personas.

Esta forma de pensamiento mágico es muy atractiva para quienes no quieren pensar en la complejidad de la realidad y en las estructuras sociales que hacen que millones de seres humanos padezcan injusticias a diario.

Fuga mundi.

Hay ámbitos donde no se tolera que alguien diga que “no está todo bien”. Se lo margina o se lo excluye como un “negativo”, “pesimista” o de “mente cerrada”. Cuando los slogans o discursos motivacionales empujan a vivir bajo la obligación de “mantenerse positivos” a toda costa, aunque todo vaya mal, las personas se ven obligadas a ocultar sus sufrimientos y a vivir en un mundo artificial. Si a alguien le dan una mala noticia, o un diagnóstico de una enfermedad, quienes le rodean, en lugar de abrazar su dolor y ayudarle a seguir, pero sin negar la realidad, le imponen enseguida una solución: “pero tienes que pensar en positivo”, “solo basta que cambies tu manera de pensar”, etc. Estas actitudes que parecen tan positivas y llenas de afecto, terminan siendo muchas veces una solapada actitud egoísta, despiadada e indiferente ante el dolor ajeno, que sumerge al que sufre en la culpa de que todos sus males son producto de su propia mente. El miedo al dolor del otro y a no saber como abrazarlo y convivir con él, hace que escapemos rápido a la respuesta de la sonrisa feliz que parecería sacarnos mágicamente de cualquier abismo. Es una fuga de la realidad con aires de superación personal.

Hoy vemos como en las redes sociales las personas sienten la obligación de publicar momentos felices irreales. Incluso hay muchos adolescentes y jóvenes que creen que las fotos de Instagram de sus amigos son la realidad. El “exhibicionismo de la felicidad” se ha vuelto un mandato social que ahoga a quienes no saben cómo hacer frente a las dificultades diarias de su vida. Es totalmente antinatural presionar a la gente para que esté siempre contenta y con pensamientos positivos todo el día.

¿Autoayuda?

La gran mayoría de los libros de autoayuda, muchos de los cuales acaban convirtiéndose en ‘bestsellers’, están llenos de un sentimentalismo vacío de ideas, de pensamientos simples y de ilusiones mágicas. La falta de pensamiento crítico es el terreno fértil para que cada vez más oportunistas vendan humo a multitudes deseosas de una idea que les haga sentirse mejor y no pensar demasiado. Crecen los oradores que, con unas pocas frases sacadas de contexto, sean de filósofos, científicos o artistas, como si tuvieran un “poder mágico”, ofrecen respuestas simples para problemas complejos. Cuando crece la necesidad por encontrar una solución rápida para cada problema, se multiplican los gurús que simplifican la realidad culpando a sus seguidores de sus propias desdichas.

Si bien existen amplias evidencias de la relación entre nuestras actitudes, nuestros pensamientos y emociones, con respecto a nuestra salud y a nuestro entorno de relaciones, la extrapolación pseudocientífica y mágica de algunas de las serias conclusiones de la psicología positiva o de recientes investigaciones en neurociencias, a la literatura de autoayuda se ha vuelto un verdadero riesgo para la salud mental de las personas y se ha convertido en un floreciente negocio que vende ilusiones y mentiras a millones de personas que buscan vivir mejor o simplemente encontrar respuestas a sus problemas cotidianos.

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