
Esta semana el tema de la vivienda estuvo sobre la mesa.
A raíz de un proyecto del diputado Rubio se discutió duro y parejo.
Desde el oficialismo se le acusó de ser un planteo irrealizable, por
carecer de financiación y no medir los costos de la construcción.
Desde la oposición se aprovechó la bolada y decidieron apoyar en
masa un proyecto de un partido minoritario de ultra izquierda.
Embretaron al Frente Amplio con una de sus banderas históricas.
Y como frutilla de la torta rompieron la monolítica disciplina
partidaria al lograr que el diputado Darío Pérez votara con ellos.
Está bastante claro que fue una nueva demostración de gimnasia
Política, ya que el proyecto no será aprobado en el Senado.
Pero no está nada mal que se comience a ver la situación de la
vivienda en nuestro país y como nunca se ha logrado resolver.
Según FUCVAM hay un déficit de ochenta y ocho mil casas.
Hay estudios que hablan de decenas de miles de casas vacías.
El sistema de exoneraciones a la llamada vivienda social estimuló
mucho la construcción pero no llego a los sectores más necesitados
El número de asentamientos no disminuyó, al contrario, aumentó.
Los alquileres siguen caros para los sueldos bajos de los laburantes
Si el porcentaje del PBI que recibe el Ministerio de Vivienda es un
0,45%, mal se le puede pedir que encare el déficit habitacional.
Dice la Constitución que la vivienda es un derecho de los uruguayos
“Uno más sin atender” parafraseando el reclame de Cymaco.
No se le puede achacar a los gobiernos del Frente este problema
que tiene décadas en nuestro país, pero si somos honestos no se
ha avanzado mucho en algo tan importante para los ciudadanos.
¿No habría que estudiar nuevas tecnologías de construcción?
¿No sería conveniente expropiar las viviendas abandonadas?
¿No deberíamos estimular aún más el sistema cooperativo?
Hay muchas preguntas, prometemos seguir buscando respuestas.
Alfredo García