Home Opinión La donación del ministro, la caridad y el aliento neoliberal por Eduardo Gudynas
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La donación del ministro, la caridad y el aliento neoliberal por Eduardo Gudynas

La donación del ministro, la caridad y el aliento neoliberal por Eduardo Gudynas
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Detrás del alboroto partidario sobre la supuesta donación de las gremiales rurales al Fondo Coronavirus hay una confusión más grave que pasa desapercibida. El ministro de ganadería y agricultura se convierte en el promotor de un discurso que transforma la justicia en caridad, donde el Estado retrocede suplantado por la filantropía individual. Esa es justamente la lógica neoliberal.

Confusiones superpuestas

En la posición del ministro Carlos María Uriarte hay una primera confusión. Mezcla dos acciones muy distintas como son los pagos obligados al Estado (por ejemplo impuestos), con una donación, que siempre es voluntaria. Esto a su vez está enmarcado en otra confusión, entre la justicia por un lado, y la compasión o misericordia por otro.

Reconocer esas diferencias no es un asunto menor, sino que tienen implicancias en cómo se concibe el papel del Estado y de la política. En efecto, pagos como los impuestos son obligatorios y son compulsivamente recaudados por el Estado para su financiamiento. En cambio la idea de donación se refiere a un acto voluntario, sin que exista una obligación desde un gobierno u otro agente. Implica dar o regalar algo, sin esperar un pago u otro retorno. Se aplica a acciones como donar dinero a un partido político o la parroquia del barrio, o incluso donar órganos.

En el aporte rural hay por lo menos dos componentes que son pago compulsivos (uno al INIA y otro al INAC), y que según se hagan las cuentas totalizan entre US$ 60 y US$ 80 millones. Pero como los productores rurales están obligados a esos pagos, nunca podrían ser definidos como una donación. Asimismo, las donaciones solamente se concretan como tales cuando son recibidas, y esto tampoco ocurrió ya que están pendientes los cambios legales. Por lo tanto, renombrar impuestos como donaciones es todo un mensaje político.

Caridad y justicia

Eso permite explicar la segunda confusión. Mientras que el pago de impuestos es uno de los instrumentos posibles en la justicia, las donaciones son típicas de la caridad, la compasión o la misericordia. Aunque son dos conceptos muy distintos, la postura del ministro hace que se confunda la caridad como si fuera expresión de justicia.

La caridad es voluntaria, responde a la sensibilidad personal y no es un mandato general. En cambio, la justicia se basa en obligaciones que todos deben cumplir, que son imparciales, y que incluso debe ser asegurada aunque no se pida por ella, mientras que los ruegos por caridad pueden ser atendidos o no. No siempre es fácil advertir estas diferencias, y en especial ahora cuando todos queremos apoyar al Fondo Coronavirus, pero se generan consecuencias muy distintas si prevalece uno u otro.

El ataque a la justicia para reemplazarla por la caridad es típico de las posiciones neoliberales (en sentido estricto). Estos han usado varios argumentos, tales como las incapacidades del Estado, las potenciales limitaciones a las libertades individuales, o la imposibilidad epistemológica de contar con toda la información necesaria para una justa redistribución.

Pero a diferencia de los slogans, los neoliberales no son desalmados perversos, sino que plantean cómo sucedáneo la caridad. Aceptan y a veces alientan hacer donaciones a los más pobres o participar de actividades de asistencia. La filantropía sería suficiente para reemplazar la justicia social.

Esas tensiones ya estaban presentes en Uruguay, cuando en el anterior gobierno había acciones que invocaban a la justicia pero que en su implementación parecían actos de compasión con los más pobres. Pero en la actual coalición, esas declaraciones de Uriarte dan unos pasos más. Se erosionan instrumentos clásicos de la justicia distributiva por el cual se recauda dinero y se lo redistribuye según procedimientos que resultan de luchas y acuerdos políticos. En la caridad no está aquella dimensión política ya que, más allá de los buenos propósitos, siempre responde a decisiones unilaterales.

Esto no implica estar en contra de las contribuciones al Fondo Coronavirus, ni siquiera un cuestionamiento a que algunos empresarios usen la imagen de la donación, sino lo que impacta aquí es que alguien del propio gobierno defienda ese cambio. Se pueden tener las mejores intenciones, y eso no está en discusión, pero el ministro desviste al Estado de su capacidad para decidir cómo utilizar los pagos que impone y los reformula como si fueran un obsequio. Sin dejar de reconocer la importancia de la compasión, o el papel que puede desempeñar la filantropía, eso no debe llevar a abandonar la justica. Es como confundir el uso de impuestos para financiar la salud pública con las monedas que se recolectan en la misa del domingo para que el párroco ayude a los más necesitados.

Esta es una lógica que está avanzando en otros sectores. Es así que Un Solo Uruguay (USU) si bien critica a las gremiales rurales y al MGAP, en realidad lo hace siguiendo razonamientos muy similares a los de Uriarte. Cuestiona que las donaciones no pueden ser impuestas por gremiales o ministros, sino que son decisiones personales. Cada uno dona lo que puede y quiere. Aunque USU rechaza la medida gubernamental en ese argumento revela que la espiritualidad neoliberal está más extendida de lo que se piensa.

En estos y otros casos, en el nuevo gobierno aparecen cada vez con más claridad justificaciones elaboradas desde la mirada neoliberal. Uriarte por momentos es el más adelantado con esa retórica, y lo hace con entusiasmo y cristalinidad, mientras el resto observa y escucha.

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