Home Teatro 1937-1977 entre Gernika y el plan Cóndor
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1937-1977 entre Gernika y el plan Cóndor

1937-1977 entre Gernika y el plan Cóndor
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Sandra Massera y Anael Bazterrica comenzaron a barajar posibilidades para trabajar en un unipersonal hace ya varios años. Luego de que la actriz viera La bailarina de Maguncia en el 2019 (obra de Massera protagonizada por Noelia Campo) el intercambio se intensificó y, según narra Massera, fue tomando forma la idea de trabajar sobre la pintora expresionista Gabrielle Münter. Sin embargo un viaje de Bazterrica a Euzkadi modifica los planes. Bazterrica recorre el país del que proviene su apellido, visita el Museo de la Paz de Gernika, y al volver comparte sus emociones con Massera. La directora y dramaturga entiende que es a partir de esa experiencia que deben trabajar y comienza un trabajo de investigación del que se desprende una biografía ficcional, la de una niña que debe abandonar Gernika luego del bombardeo nazi en 1937.
Massera viene trabajando hace ya algunos años, en obras como Ana después (sobre Ana Frank) o la mencionada La bailarina de Maguncia, en personajes históricos atravesados por el drama de la guerra y el terrorismo. Sin embargo, como ella misma confiesa, “me interesan las biografías sí, pero en un contexto mayor”. Es el personaje en vínculo con su contexto lo que interesa a Massera, no el personaje aislado, y en ese sentido es indiferente que el personaje tenga carnadura histórica o sea ficcional.
¿Y cuál es el contexto de Ainara de Gernika? Bueno, antes que nada la sociedad de esa pequeña localidad vasca durante los años treinta del siglo XX. Una sociedad dividida incluso al interior familiar, en donde conviven el sometimiento medieval que impone la iglesia católica junto a las tradiciones y mitos del pueblo vasco. Los integrantes de la familia de Ainara simbolizan las tensiones sociales y culturales que atravesaban la sociedad vasca de su tiempo. Un protagonista clave para que la dualidad de esa sociedad cobre materialidad en el escenario es el euskera. Esa lengua que ha atravesado milenios como símbolo de identidad y resistencia vasca aparece en el escenario a través de Bazterrica en frases y canciones populares que conviven con el castellano. Al menos hasta que empieza la guerra.
Más allá de las imágenes apocalípticas que provienen del bombardeo (y hay que destacar que Massera le pone rostro a los agresores, como para recordar que son humanos) lo más interesante para quien escribe son las consecuencias inmediatas en el contexto del ascenso fascista. Esa sociedad vasca dividida no se adapta de forma simétrica al triunfo franquista. La resignación católica al patriarca de turno no tiene dificultades. Pero el bombardeo y la derrota ensombrecen totalmente algunos aspectos de la sociedad vasca. El euskera es prohibido, como forma cultural que en sí misma subvierte la artificial unidad nacional española.
Pero aquí la obra hace un giro interesante. El derrotero de esa niña exiliada, primero en otras ciudades de Euzkadi y luego en Francia y el Río de la Plata, se carga de silencios impuestos. Y cuando Ainara aprende a golpes que hay cosas que no se pueden decir en voz alta, como que su Gernika natal fue bombardeada por los nazis, la memoria nos pone ante situaciones análogas que vivía el personaje que la propia Massera interpretaba en No digas nada nena hace casi quince años (obra que transcurría en el contexto la dictadura en nuestro país). Y es que más allá de que la autora investigó el derrotero de niños y niñas que debieron exiliarse y se desperdigaron por el mundo luego de la Guerra Civil Española, los procedimientos de censura y de autoritarismo se repiten, o se perfeccionan, al atravesar el Atlántico y las décadas.
Si bien Ainara no es Gabrielle Münter el expresionismo tiñe la puesta del espectáculo de Massera y Bazterrica. Ya cuando entramos a la sala Cero de El Galpón veremos a la actriz dueña de una expresión y bajo un diseño de luces que nos recuerda primeros planos del cine expresionista. El diseño escenográfico hace convivir a la protagonista con objetos que simbolizan de alguna forma a ese pueblo que quedó sepultado tras el bombardeo. El carácter abstracto de algunas piezas musicales que sostienen sonoramente el deambular de Ainara entre esos objetos-restos complementa ese tono expresionista de la obra.
Bazterrica tiene un trabajo difícil poniendo ante la platea la perspectiva de una niña que quedará marcada por una de las experiencias más terribles de la guerra en España. El resultado de su trabajo es otro elemento que invita a ver Ainara de Gernika.

Ainara de Gernika. Texto y dirección: Sandra Massera. Actúa: Anael Bazterrica. Iluminación: Álvaro Domínguez. Escenografía: Dante Alfonso. Vestuario: Massera-Bazterrica. Producción: Carlos Rehermann. Asesor en cultura vasca: Leonat Egiazabal. Fotos: Lucía Rehermann.
Funciones: sábados 20:30, domingos 19:00. Sala Cero de El Galpón.

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Leonardo Flamia Periodista, ejerce la crítica teatral en el semanario Voces y la docencia en educación media. Cursa Economía y Filosofía en la UDELAR y Matemáticas en el IPA. Ha realizado cursos y talleres de crítica cinematográfica y teatral con Manuel Martínez Carril, Miguel Lagorio, Guillermo Zapiola, Javier Porta Fouz y Jorge Dubatti. También ha participado en seminarios y conferencias sobre teatro, música y artes visuales coordinados por gente como Hans-Thies Lehmann, Coriún Aharonián, Gabriel Peluffo, Luis Ferreira y Lucía Pittaluga. Entre 1998 y 2005 forma parte del colectivo que gestiona la radio comunitaria Alternativa FM y es colaborador del suplemento Puro Rock del diario La República y de la revista Bonus Track. Entre 2006 y 2010 se desempeña como editor de la revista Guía del Ocio. Desde el 2010 hasta la actualidad es colaborador del semanario Voces. En 2016 y 2017 ha dado participado dando charlas sobre crítica teatral y dramaturgia uruguaya contemporánea en la Especialización en Historia del Arte y Patrimonio realizado en el Instituto Universitario CLAEH.