Carta abierta a Gabriel Capurro, presidente de la ARU por Ignacio Martínez
En su reciente discurso de cierre de la Expo Prado 2020, Ud. afirmó que “Aunque todos podemos estar de acuerdo en que la desigualdad extrema no es deseable, la realidad es que la desigualdad de ingresos va a existir siempre por la propia naturaleza humana y es justo que así sea”.
Después agregó “Las diferencias existen y van a existir siempre entre las personas y por lo tanto en los ingresos que no pueden ni deben ser iguales”.
Usted es uno de los grandes estancieros que se negó a negociar condiciones de trabajo y salarios con los sindicatos rurales. Su mundo deseable es que existan ricos muy ricos y pobres muy pobres, donde sean los primeros los que decidan la vida de los segundos.
Lo que es justo, señor, es que cada ser humano reciba la compensación que asegure una vivienda digna, salud decorosa, educación y formación permanente, condiciones laborales humanas, bienestar familia principalmente para sus hijos, tiempo libre para el regocijo cultural, artístico y deportivo, especial atención para las jefas de familia, retiro decoroso para todos los trabajadores, entre otras cosas.
Señor Capurro, lo realmente justo es que cada ser humana reciba de la sociedad todo lo que necesita y le dé a la sociedad todo lo que sea capaz de dar. A igual tarea, señor, igual remuneración. Piense bien, en el mundo podríamos vivir bien sin empresarios como Usted, pero no podríamos subsistir sin los trabajadores. El mundo se mueve por el trabajo y Ud., señor, ni siquiera debería ser dueño de la tierra ni del agua que cruza por ella. ¿Acaso ha pensado alguna vez convertirse en dueño del aire que respiramos? Pero eso para Ud. no interesa.
¿Para Usted la pobreza, la violencia, la guerra que promueve esa injusticia son un designio divino o está en el ADN de los seres humanos?
¿Está en la propia naturaleza humana el racismo, la segregación social, el antisemitismo, el antiislamismo, la homofobia, el desprecio por los pueblos autóctonos, por los migrantes? ¿Es justo para Usted que vivamos en una sociedad machista? ¿Piensa que todo lo dicho también es propio de la naturaleza humana? ¿Está en su esencia humana que un capataz golpee, lastime y humille a un peón?
El mundo que Usted pregona con esas ideas es un verdadero cambalache ¡Qué falta de respeto! ¡Qué atropello a la razón! Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezcla’o la vida y herida por un sable sin remache ves llorar La Biblia junto a un calefón.
¿Es Usted de los que va a misa los domingos? Recuerde a Juan 3:17 …el que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano en necesidad y cierra su corazón contra él, ¿cómo puede morar el amor de Dios en él?
¿Sabe lo que está en la naturaleza humana, realmente? En la sociedad, señor Capurro, todos debemos ser iguales en derechos, en oportunidades, en protección, en ingresos básicos satisfechos, en acceso a todos los beneficios y la información. ¿Sabe lo que debe ser diferente, señor Capurro? Como seres humanos respetamos y defendemos la diferencia de nuestras capacidades, de nuestros talentos, de nuestras inclinaciones artísticas, sexuales, religiosas. Protejamos sin limitaciones a los más frágiles y vulnerables, a los niños, a los ancianos. En todos los casos, señor Capurro, seamos, sin excepciones, completamente libres.
La verdad, señor Capurro, no dijo nada nuevo ni relevante. Todo su discurso apunta a que usted siga siendo el potentado y nosotros los desposeídos, pero, sin embargo coincido en algo que dijo: el problema más importante y el primero a solucionar es la pobreza. Empecemos ya. ¿Qué va a hacer Ud.?
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