En 1937 el político conservador Chamberlain fue primer ministro
en una Inglaterra que se mostró absolutamente tibia durante la
guerra civil española, mientras Hitler y Mussolini lo utilizaban como
campo de pruebas de su poderío militar, previo a la segunda guerra.
La blandura británica frente al avance del nazismo, sirvió de poco.
¿Que tendrá que ver lo que hizo el viejo Neville hace casi noventa
años con nuestra realidad uruguaya actual, se preguntará usted?
Bajemos a tierra, veamos lo que paso en Facultad de Humanidades
Todo se origina en un curso sobre laicidad, que ya se había hecho
antes y que tenía entre sus docentes a un profesor uruguayo-israelí
Un grupito de estudiantes que creen que la sede universitaria de
Uruguay y Magallanes es casi un bastión de la revolución proletaria,
decidieron boicotear a Alberto Spektorowski por ser sionista.
Más allá de la obtusa y autoritaria postura de estos “guardias
rojos” del pensamiento, lo verdaderamente preocupante es la
actitud de la Universidad de la Republica frente a lo ocurrido.
Se decide postergar el curso para no generar enfrentamientos y
casualmente se suspende también una mesa redonda sobre la
situación en Medio Oriente que se realizaría en Ciencias Sociales.
O sea que el lugar donde el debate de ideas debería ser religión
opta por transar con un puñado de fanáticos para no tener lío.
Esta burda imitación de la “cancelacion” gringa que los preclaros
pseudo izquierdistas quieren imponer, debe pararse en seco.
La Universidad más que nunca debe ser el foro donde todas las
corrientes de pensamiento se expresen con libertad irrestricta.
No es con paños tibios que se frenan a los dogmáticos autoritarios.
No hay que temerle a la lucha ideológica, todo lo contrario.
Es de la confrontación de ideas de donde surgen nuevas síntesis.
No podemos aceptar ningún tipo de policía del pensamiento.
Espero que nuestros académicos. subidos al carro de la corrección
política, no terminen convertidos en los Chamberlain del siglo XXI.
Alfredo García
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