Home Contravoces Con el cuchillo bajo el poncho por José Luis Baumgartner

Con el cuchillo bajo el poncho por José Luis Baumgartner

Con el cuchillo bajo el poncho por José Luis Baumgartner
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“La alternativa” para mejorar el agro “es cambiar el gobierno”, declaró a “Búsqueda” Emilio Mangarelli, directivo de la Federación Rural y representante de ésta en el Instituto Nacional de Carnes.

“Si no bajamos el costo país y los u$s 280 millones que pagamos de aranceles aduaneros para exportar carne, y si no cambiamos la visión de que hay que preguntar a la barra de (Marcelo) Abdala y sus muchachos a ver si podemos hacer un Tratado de Libre Comercio, ¡esto no funciona más!”.

Los “mío/ mío” son así: la bolsa en casa y los demás que se arreglen como puedan.

Las palabras son peligrosas. A veces dicen más de lo que parecen decir.

¿Qué es el costo país? ¿Cómo se conforma? ¿Qué satisface ese volumen global? ¿Cuál sería el precio a pagar socialmente con su disminución? Es tema viejo. Como la austeridad y la gestión. Desde que el estado dejó de ser juez y gendarme, los sacan a relucir los que tienen el sartén por el mango para su exclusivo beneficio. Les importa el costo, no el país.

Ese “costo” abarca el total de lo que paga e invierte el estado en educación, seguridad, salud, servicios, funcionamiento, previsión, obras de infraestructura, relaciones internacionales, equipamiento, investigación. El activo se conforma con tributos, tarifas y precios de servicios estatales. Generalmente, con sentido de justicia que también viene de lejos: cada uno aporta según posibilidades y recibe de acuerdo a sus necesidades (obvio: hay que tratar de manera dispar a los desiguales, no es lo mismo un cultivo familiar que una producción en dos mil hás. o más).

En tiempos de bonanza (con o sin viento de cola), los gobiernos del FA redistribuyeron réditos, mejorando salarios, empleo, seguridad, asistencia, matriz energética, puertos y caminos, etc.,  no pudiendo hacer reservas para las malas porque el socavón recibido no lo permitía; ¿los rurales alborotados, en qué aplicaron sus excedentes? PBI y exportaciones han crecido ininterrumpidamente, y lo siguen haciendo: no es cuestión de competitividad sino de rentabilidad –para los que tuvieron que aflojar el cinto por tanto engorde-. No se quejan sólo por boca llena pero, a las primeras de cambio golpean las puertas de un estado que buscan descalabrar.

Estas “víctimas” lo saben: Uruguay no tiene mercado interno; es dependiente del exterior; las inversiones hay que “comprarlas”; la calidad de vida de la población (toda, rurales incluidos) depende del “estado de bienestar”: educación, sistema de salud, cuidados y previsión social universales, procurando siempre últimas tecnologías; situación económica equilibrado y muy bien considerada en los medios financieros mundiales; precisa bajar nivel de endeudamiento e inflación y subir el empleo.

China es nuestro principal comprador: nos facilita al máximo pero no firma un TLC sin acuerdo del Mercosur. Alemania depende de las negociaciones en trámite. La Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur y de la Confederación Europea de Sindicatos enviaron nota a los negociadores entre el Mercosur y la Unión Europea, en la que advierten que no aceptarán un acuerdo comercial como el que está planteado porque no es “justo” y “equilibrado”.

No embrolles las cosas, Manga.

Ustedes, como los “campesinos” de Argentina contra las detracciones (vinieron aquí y nos “inventaron” la soja) y los teros, gritan lejos del nido. Uno de esos muchachos estuvo presente en Durazno el 23 de enero. Dios los cría y ellos se juntan.

Bajar el costo país significa acogotar a la clase trabajadora –quitándole en beneficios sociales la porción de asado con cuero que estiman les pertenece, por ser dueños de la tierra-.

Jodan todo lo que quieran. Tienen derecho a ello. Pero no vengan con rodeos, embustes y patrioterismo chanta. Los conserva y derechosos se ven venir de lejos.

¡Chau, pintas!

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Jose Luis Baumgartner Abogado, periodista y escritor.