El nuevo relato hacia 2024 por Ignacio Martínez
La coalición multicolor inventó un cuento sobre el país que heredaban. Sobre la base de una fantasía catastrófica, concluyeron que “había que cambiar”, que la seguridad había llegado al fondo, que a pesar del viento de cola no se hizo nada y Uruguay estaba en quiebra, que el FA había gobernado 15 años en medio del fracaso.
Así ganaron las elecciones con la ayuda de errores y omisiones de la izquierda.
A los pocos días de marzo de 2020 llegó el drama indiscutible de una pandemia. No hay mal que por bien no venga. A la desgracia se le sumó la oportunidad de echarle la culpa al virus de todos los males del gobierno, de sus políticas erráticas, del aprovechamiento de sectores poderosos para tener más poder y riqueza (los malla oro), de las ollas populares y la desocupación y el deterioro de la atención médica y la creciente inflación y… Aún con las enormes riquezas del agro, Uruguay no levantó ni un centímetro de sus graves dolencias sociales.
Luego vino la guerra. Otro elemento de afuera para justificar enriquecimientos de adentro, encarecimientos, más inflación, ajustes galopantes de combustibles, crecientes problemas sociales severos. No hubo vocero gubernamental de alto o mediano vuelo, que no hiciera referencia a la pandemia y a la guerra como las culpables de todo. “No debemos olvidarnos que…” y ahí justificaban el Uruguay deteriorado, la inseguridad creciente y los dramas sociales que no pueden barrer bajo la alfombra.
Ahora se prepara el nuevo relato. Van a decir que a pesar del país que heredaron, de la pandemia y la guerra, estamos mucho mejor, en seguridad vamos mejorando significativamente, las cuentas se han equilibrado, bajó todo lo malo y subió todo lo bueno. Las princesas serán la vacunación y la “derrota” del Covid, la “libertad responsable”, los “logros” del Ministerio del Interior y la conducción económica del equipo de Arbeleche.
Por otro lado, aseverarán que tienen un plan para todas las cosas, que van a invertir, que van a desarrollar, que van a… En sus discursos aparecerá que se realizará la mayor inversión en rutas y puentes en la historia del país; que en estas vacaciones alimentarán a 16.000 niños; que el MIDES anda de maravilla porque mantiene trabajando a 56 personas entre sus planes de asistencia; que la Rendición de Cuentas “atiende” a la Universidad porque le mandó dinero a la Intendencia de Paysandú para edificar un campus universitario.
Desde estas líneas saludamos las obras viales, la alimentación para niños, los puestos de trabajo, el campus proyectado. Pero ¡basta de espejitos! Esas son meras burbujas (si es que se concretan en tiempo y calidad) de un pantanal espeso que no sale de su inseguridad creciente, de las ollas populares que vinieron parea quedarse cuando, en realidad, debieron ser salidas de emergencia destinadas a desaparecer gracias a soluciones de fondo que nunca se proyectaron, entre otras tantas situaciones.
El gobierno gobierna al toque. Si le sale mal, patea la pelota para afuera o le indilga la culpa al juez, a la altura o a la hinchada (léase a los sindicatos, a los maestros, a la oposición, a la crisis argentina o a mongo)
El nuevo relato ubicará al gobierno fuera de todo error o metida de pata o falta de estrategia. Es que no vinieron para construir el país sino para sacar al FA. Dirán “yo no fui, yo no sé, yo no estaba”. Se adjudicarán todos los avances del FA al que no le reconocerán nada. Reiterarán que todo lo que falta por hacer es por culpa de la pandemia, de la guerra y del país heredado. Al unísono apuntarán contra el FA, contra Fernando Pereira, contra los sindicatos y contra los candidatos que surjan de la oposición, edulcorando a los que surjan de sus propias filas.
Este será el perfil del nuevo discurso oficialista, seguramente impulsado por el asesor gubernamental Durán Barba y amplificado por el opinólogo televisivo Nelson Fernández, entre otros.
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