Estuve en libertad por Cristina Morán
Se ruega no confundir el penal de Libertad con la ciudad de Libertad. Yo estuve en la segunda, es decir en la ciudad, y agregaría la ciudad que muchos desconocemos o, como en mi caso, desconocía. Hoy puedo referirme a ella porque la conocí. Creo en los “tiempos” de los cuales nos habla el Esclesiastés, y la visita a Libertad llegó en el tiempo en que tenía que llegar: ni antes ni después. Y fue en el tiempo en que me sentía acorralada, hastiada de los crímenes, los robos, los asaltos a mano armada el caso Penadés, la crisis hidrográfica, los 15 centímetros que le faltaron para entrar en uno de los amados Hércules del ministro de Defensa, que venía desde Houston para ayudarnos en el dramático tema del agua y que por tanto debieron embarcarla, en una nave que sí entraba, pero que demoraría un “poco más”. El ministro trató de salvar a su “amado” argumentando que esos 15 centímetros eran inimputables porque que sus Hércules nunca habrían transportado murguistas, cabezudos de carnaval y cosas así como hizo ¿quién?, pues el Frente Amplio, claro! Gracias por la “info”, ministro porque por usted, que sabe tantas cosas, me entero de eso que usted dice., Pregunto: el barco, ¿llegó? Bueno si no arribó aún ya nos enteraremos cuando lo hará. Luego tuvimos la noticia del siniestro que tuvo como protagonistas al secretario de la presidencia, Álvaro Delgado y su chofer, cercanos a Paysandú y del que salieron prácticamente ilesos. Felizmente. Mientras miraba las noticias que como comprenderán, eran una sí y otra también referidas a Delgado, su esguince, su internación (claro que en algún momento se acordaban del chofer, sí, sí, lo aseguro) yo, en la paz de mi hogar interrumpida por los ladridos de Anina pensaba, “pero qué maravilla, ahí lo estoy viendo salir del Hospital de Paysandú, saludando a quienes lo visitaban, como si nada hubiera ocurrido, y a pesar de todo, ¡qué oportunidad para reforzar su campaña como candidato a la presidencia de la República, en las ya tan cercanas elecciones nacionales! Sin dramas Delgado, pero le cuento que usted está viviendo un tiempo “su tiempo”: no lo desaproveche. Bueno, ¡qué va a desaprovechar usted, por favor! Disculpe este pequeño desliz de ingenuidad. Entonces, al confirmarse la presentación de nuestra obra teatral “La pipa de la paz” en la ciudad de Libertad hacia ella partí junto a mi hija Carmen, directora, sonidista, utilera y todo lo que tenemos que hacer los que nos dedicamos al teatro independiente y el actor Hugo Giachino. Pero vale la pena. Libertad es una hermosa ciudad, limpia, prolija, con gente que trabaja, estudia, que está a 50 kilómetros de la ciudad de San José y a 40 de Montevideo que tiene una hermosa Casa de la Cultura donde se brindan distintos talleres para niños, jóvenes, adolescentes y adultos mayores. Reinauguraron una buena biblioteca y posee una sala teatral para más de cien personas, cálida , que recibe artistas con un público que responde al llamado de la cultura donde también podés disfrutar una rica pizza o un suculento chivito o un sabroso “calzone”. Libertad fue fundada en 1872 por Carlos Clauzolles a orillas del río San José en campos que habían pertenecido al financista francés José Buschental. Gente joven tiene la responsabilidad de llevar adelante la cultura y todo lo que tiene que ver con el buen vivir de su gente y el cuidado de su ciudad. Gracias al Municipio de Libertad a su Alcalde, Matías y a Martín, para nosotros algo así como “alma mater” de la casa de la Cultura e integrante de la comisión que gestiona la misma. No te la pierdas. A esta Libertad, vale la pena conocerla. Hasta la próxima. Que seas feliz.
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