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“Un nuevo teatro para una nueva humanidad”

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Continúa el ciclo ¿Qué hacer? en el canal de Sala Verdi

Hace dos semanas publicábamos una entrevista a Gustavo Zidán, director de la Sala Verdi, en que señalaba las razones que llevaron a proponer el ciclo ¿Qué hacer?, que  retoma el célebre título del libro de Lenin para invitar a creadores y creadoras a dar su punto de vista sobre la situación que están atravesando. Zidán señalaba que una de las razones que los impulsó fue seguir sintiéndose útiles, activos, en tanto la sala mantiene un presupuesto asignado y una plantilla que da cierta seguridad, algo bien distinto a la situación que vive gran parte del movimiento teatral independiente. Vale comenzar entonces a valorar el ciclo desde ese ángulo, en un contexto de crisis los espacios públicos son los que tienen más capacidad de generar formas alternativas de producción que también sirvan para repensar el futuro, y, fundamental, brindar posibilidades de trabajo. En Sala Verdi, mediante diversos formatos, hemos visto micro ciclos grabados y charlas sobre puestas en escena, series teatrales como Dos hermanas e híbridos como Pecados capitalistas, y esto ha generado ingresos para trabajadores y trabajadoras de la cultura que están peleando por subsistir. Adaptar los recursos para seguir cumpliendo el cometido central de facilitar el encuentro entre artistas y público ha sido el norte de trabajo de Sala Verdi, algo tan valorable como poco imitado por otros espacios públicos de similares características.

Primer balance

¿Qué hacer? comenzó a emitirse el lunes 10 de mayo, y han brindado sus puntos de vista Carla Moscatelli (actriz), César Troncoso (actor), Pilar Roselló (actriz y directora), Maximiliano Burghi (director de orquesta), Alejandra Wolf (actriz), Richard Riveiro (actor, director), Lucía Sommer (actriz y directora), Luis Pazos (actor), Mariana Escobar (actriz, docente y cantante), Natalia Burgueño (creadora de danza y teatro, docente), Alejandra Moreira (docente, violinista) y Sheila Werosch (bailarina).

Las entrevistas fueron filmadas en la misma sala Verdi, y uno de los aspectos interesantes del ciclo es la espontaneidad y naturalidad con que se captan las reflexiones de las y los artistas. Un par de cámaras ofrecen ángulos distintos y se detienen en las pausas, en los gestos, en las manos, se desenfoca un primer plano para volver a enfocarlo ya con una idea que se formula de forma clara. El trabajo de cámaras deja entrever esa búsqueda que cada artista realiza de ideas y de palabras que las expresen. La invitación es a una reflexión colectiva, y nadie aparece como portador o portadora de verdades absolutas, eso ya desde la construcción del relato audiovisual aparece con claridad. El ciclo está emitiéndose, por lo que más artistas irán sumando sus ideas, pero a partir de estas dos primeras semanas se pueden establecer algunas líneas coincidentes.

La cultura, las artes, y el estado

En primer lugar aparecen diversas formas de entender la importancia de la cultura, desde quien señala que detrás de la aparente “inutilidad” de algunos hechos artísticos hay una capacidad tan importante como “respirar”, hasta quien propone que una tarea de las artes es trabajar la sensibilidad y restablecer puentes, restablecer la capacidad de empatía para entender puntos de vistas diferentes al propio. Desde quienes plantean que las artes nos ayudan a pensarnos, nos definen y dan sentido a nuestra vida, hasta quien señala que el arte (el teatro en particular), es mucho más que mero entretenimiento. Estas formas de entender la cultura y la actividad artística se traducen en un reclamo al estado para que justamente privilegie esta actividad “tan importante como respirar”.

Las salas están cerradas, las aglomeraciones están prohibidas (algunas en realidad, y de forma arbitraria), las artes escénicas están imposibilitadas de desarrollarse, y la situación económica del sector es crítica, pero la respuesta del estado es mínima. El reclamo es claro, el arte necesita ser subvencionado, tanto desde el gobierno central como desde la Intendencia. En ese sentido el llamado a resistir, a tejer redes y salir a la calle es una de las tantas contra partes que vienen con los reclamos. La resignación es una actitud que no está presente en el ciclo.

Repensarse como artistas

Pero más allá de lo señalado antes, es interesante también ver como la situación hace que las y los artistas revean sus propias prácticas. Hay quienes, como Luis Pazos, señalan que se había perdido algo, “me costaba mirar para los costados y ver esas fuerzas encendidas, ese fuego necesario”, haciendo referencia al sentido que lo llevó a dedicarse al teatro. Sheila Werosch también señala la necesidad del colectivo de pensarse como tal, y dejar de ser subsidiarios de otros ámbitos, en sus palabras “en las últimas décadas las personas del arte nos hemos involucrado con reivindicaciones sociales, con espacios educativos, académicos y creo que de alguna manera hemos generado falta de atención a nuestras propias identidades (…) necesitamos cerrar filas, que no nos parasiten más. Academicistas, científicos, la salud, la enseñanza, tantas cosas a las que el arte ha aportado, y hoy estamos invisibles”. El planteo de Werosch se complementa con la necesidad de “hacer la revolución”, algo que se entiende como pensarse y actuar desde la especificidad de la práctica artística. Esto es algo que se señala en general, la necesidad de seguir haciendo y creando, de buscar motivaciones para investigar tejiendo redes, en colectivo. Pero también, como indica Lucía Sommer, de pensar un teatro que de cuenta de los cambios que se han generado. “A mi entender -afirma Sommer- no podemos decir ‘se terminó el recreo y ahora retornamos’ sino que deberíamos pensar un teatro nuevo para esta nueva humanidad. Seguramente nos lleve mucho tiempo encontrarlo, pero creo que a través de construir redes podemos lograr eso, intercambiando, sin mezquindades, ir hacia un nuevo teatro”.

Desde estas páginas invitamos a entrar al canal de Youtube de Sala Verdi y seguir escuchando a quienes hacen y protagonizan las artes escénicas.

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Leonardo Flamia Periodista, ejerce la crítica teatral en el semanario Voces y la docencia en educación media. Cursa Economía y Filosofía en la UDELAR y Matemáticas en el IPA. Ha realizado cursos y talleres de crítica cinematográfica y teatral con Manuel Martínez Carril, Miguel Lagorio, Guillermo Zapiola, Javier Porta Fouz y Jorge Dubatti. También ha participado en seminarios y conferencias sobre teatro, música y artes visuales coordinados por gente como Hans-Thies Lehmann, Coriún Aharonián, Gabriel Peluffo, Luis Ferreira y Lucía Pittaluga. Entre 1998 y 2005 forma parte del colectivo que gestiona la radio comunitaria Alternativa FM y es colaborador del suplemento Puro Rock del diario La República y de la revista Bonus Track. Entre 2006 y 2010 se desempeña como editor de la revista Guía del Ocio. Desde el 2010 hasta la actualidad es colaborador del semanario Voces. En 2016 y 2017 ha dado participado dando charlas sobre crítica teatral y dramaturgia uruguaya contemporánea en la Especialización en Historia del Arte y Patrimonio realizado en el Instituto Universitario CLAEH.