EL “Delgado” Límite entre el relato y la mentira por Ignacio Martínez
Probablemente asistamos a inauguraciones y leves beneficios que han sido reservados para este último año de gobierno, para llenar el ojo y decir todo lo que han hecho, cubriendo así la ausencia de soluciones para los asuntos populares durante los 4 años anteriores. Piensan que la memoria colectiva dura algunos meses y que todo lo previo se olvida. Tienen una subestimación y desprecio por nuestra capacidad popular.
Reconozco, de todas maneras, que se construyó un hospital en el Cerro, que se realojaron familias en Maldonado y que se construyó un centro de servicios múltiples en Casavalle. Bien.
También deben reconocer los oficialistas que todo el discurso que construyen hoy para ganar las elecciones, es sobre la base de criticar al FA para que nadie recuerde que se redujo en 15 años frenteamplistsa la pobreza, la desocupación, la mortandad infantil, la gente en las calles. Que creció la asistencia universal en salud para todo el mundo gracias al Sistema Nacional Integrado; que crecieron las jubilaciones; que la educación fue mucho más extendida; entre otras tantas beneficios de los 3 gobiernos del FA.
Simultáneamente gritan hoy que si ganan no subirán los impuestos. Lo dicen porque quieren tapar que en este período sí subieron los impuestos, se recortaron medicamentos, el Sistema de Salud ha empeorado, la atención en el BPS ha empeorado, los salarios y jubilaciones tienen menor poder adquisitivo sencillamente porque lo perdimos durante 4 años, aunque ahora hayan logrado más o menos empatar con índices anteriores. Que se aumentó la edad de jubilación; que el atraso cambiario es una realidad cada vez más complicada para el comercio; que aumentó la pobreza y la desigualdad; que el país creció, pero no derramó ni un peso para las grandes mayorías; que la corrupción y los acomodos del amiguismo han alcanzado niveles aberrantes en las cumbres del propio gobierno. Y lo peor. La violencia, que fue su caballito de batalla para deformar la realidad, atacar a Bonomi y ganar las elecciones, hoy ha crecido como nunca, tiene nuevos ribetes que jamás conocimos (los niños como víctimas) y no se avizora ningún plan de trabajo en serio para salir adelante. Ya eran tan pobres sus propuestas en tiempos de Bonomi, que pedían la renuncia del ministro y creían que con eso se arreglaba todo.
Encima hoy, algunos ejemplos de voceros oficialistas como Zubía, alientan una visión aberrante, degenerada e inmoral, “justificando” el caso de la violencia sexual contra menores de 12 años y alentando a “perdonar” a los pedófilos.
Y todo esto que afirmo en esta contratapa, es parte de los contenidos del discurso de Delgado y de Raffo principalmente, tratando, incluso, de maquillar el funcionamiento de una coalición que no funciona, que tiene como único referente al propio presidente de la República. Por debajo de la puerta, se pueden ver los reflejos de una disputa insoportable entre ellos por los cargos, las candidaturas y la figuración en los medios. Si no, pregunten en la interna colorada, pregúntenle a Cabildo Abierto, pregunten en las campañas que se comienzan a orquestar para las intendencia, fundamentalmente de Montevideo y Canelones. Parecen gallos de riña.
La verdad es que hay un delgado límite entre el relato que se intenta construir desde el oficialismo y la mentira, la difamación, el ocultamiento de una realidad que, sin embargo, nos grita a viva voz que estos últimos años han sido muy malos, sin salidas exportadoras ni inversiones productivas ni avances en bienestar social. Esto nos está diciendo que Uruguay necesita un cambio, no para volver a lo que fue, sino para construir todo lo que falta, corregir lo que se hizo mal y reafirmar lo que se hizo muy bien. Sí, Delgado, coincido con usted: hace FAlta un cambio.
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