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¿Es intocable Tabárez?

¿Es intocable Tabárez?
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Recurrentemente cuando la selección uruguaya afronta competencias como Eliminatorias o Copas América, y obtiene magros resultados, surgen los comentarios entre los aficionados sobre que el proceso Tabárez debería concluir. Y si bien se reconoce mayoritariamente la importancia que tuvo el Maestro en organizar las selecciones nacionales, dignificarlas y volver a “enamorar” a la afición, existe mucho descontento con el fútbol que plantea.

¿Debería el Maestro dar un paso al costado? ¿El cuarto puesto en Sudáfrica y la Copa América 2011 son un buen desempeño para una selección que contó con una generación de futbolistas difícil de repetir? ¿Son indispensables los “procesos” para competir dignamente? ¿Hay responsabilidad de los planteos de Tabárez en las penosas exhibiciones que hemos presenciado últimamente? ¿Se puede hacer un fútbol más competitivo con los jugadores de que disponemos? ¿Es atinada la opinión que debería seguir al frente de la conducción de las selecciones, pero abandonar la dirección técnica? ¿Hay sustitutos a la altura de la circunstancia? ¿La prensa le tiene miedo al Maestro? ¿Son operadores los pocos periodistas que piden su remoción y a qué intereses sirven?

 

TABÁREZ SÍ, TABÁREZ NO

Tonisandro Bruno

Según Shakespeare “El Destino es el que baraja las cartas, pero Nosotros somos los que jugamos”. Con la Copa América arranca una nueva partida donde son 11 los jugadores, capaz que un par más si el Maestro no se guarda cartas.

Si se quiere, es una revancha para su pobre arranque de Eliminatorias con más puntos perdidos que ganados y que ha polarizado la opinión del hincha a favor de su salida. Al contrario de la prensa donde muy pocos se animan a hablar contra su continuidad.

Por otro lado, algo sí es unánime, el reconocimiento por la imagen de respeto internacional que forjó a favor de La Celeste. Por lo que mantenerle cercano al proceso el día que deje de ser su Entrenador sería crucial para mantener la credibilidad del Proceso en el contexto deportivo internacional.

¿Qué sucederá ese día en que deje el buzo de DT a un lado? Creo que ni el propio Tabárez lo sabe. El sonado cargo de Coordinador de Selecciones que se le quiere adjudicar no dista mucho de lo que ya realiza, solo oficializaría su retiro como entrenador.

El Maestro pasaría a ser Director. Esto le alejaría de esa impronta docente que transmite en su trato con los jugadores, pero le daría la potestad de elegir un sucesor que tenga el perfil necesario para darle continuidad a su amado proceso.

Aunque en su mente debe sopesar que esto si bien le seguirá haciendo partícipe de los buenos momentos que genere la Celeste, del mismo modo lo expondrá como blanco de las críticas tras los resultados negativos que se sucedan a futuro.

Ese tema del sucesor, es casi tan extenso como la lista de nombres involucrados y la discusión de si ya es momento de que Tabárez de un paso al costado. Lo lógico sería que como los jugadores, que salvo excepciones, hacen la escalera desde las selecciones juveniles, los técnicos hagan lo mismo.

Y en ese mundo perfecto donde la Prensa no tiraría línea y se evitaría el manoseo de profesionales, y se le daría al Entrenador de la Selección Mayor un mejor conocimiento de los jugadores así como de la impronta del juego Celeste.

Pero todo esto suponiendo que cuando Tabárez deje su cargo de entrenador se mantenga vinculado a este modo de conducción que él propició. Y Esto nos lleva a la última parte de este trabajo. ¿Proceso Sí, Proceso No?

Creo que una Copa América, un cuarto puesto en Sudáfrica 2010, un Panamericano y los éxitos en juveniles son suficientes contrapeso para inclinar la balanza a favor de este modo de conducción y en contra del manejo que se hizo de la Celeste en igual período pre Proceso.

Esto debería ser más que suficiente hasta para que sobreviva a un alejamiento total de Tabárez quien a mi entender debería hacer un mea culpa si repite en Brasil el futbol de este magro arranque de Eliminatorias y pensar sobre si mantenerse como Director técnico de Uruguay.

 

El proceso y su legado

Juan Pablo Grandal

 

La mayoría de nosotros tenemos reacciones bastante emocionales al ver jugar a nuestros equipos de los que somos hinchas o a la selección, y eso domina nuestros pensamientos.

Personalmente, al ver el partido contra Paraguay y particularmente contra Venezuela, el sentimiento de frustración que me generó fue grande. Más allá de que yo considero que se cometieron varios errores tácticos en ambos partidos, el problema me parece va más allá. Se notó que faltó de cierta manera un “deseo de ganar”. La vieja “garra charrúa” de la que siempre se habla. Lo que se vio fue un equipo desganado, poco coordinado, con muchas individualidades, pero poco espíritu colectivo. Y tanto en el fútbol como en tantos aspectos de nuestra sociedad, el problema parece ser de conducción.

Personalmente no me considero anti-Tabárez, ni de casualidad. Los uruguayos tendemos a ser muy poco tolerantes con los tropiezos de los directores técnicos y propensos a pedir que se los eche a la primera de cambio. Pero a lo largo de los años he sabido reconocer lo importante que ha sido la conducción de Tabárez para volver a poner a la selección uruguaya en los escalones más altos del futbol mundial. Yo me crie viendo a la selección ir de fracaso en fracaso. El Mundial más viejo del que tengo el más mínimo recuerdo fue el del 2002, con una muy pobre participación de nuestro país, no logrando ganar un solo partido. Luego las eliminatorias del 2006, en las que fracasamos en clasificar, a pesar de un gran repunte en el desempeño del equipo bajo la dirección de Fossati. Como niño, la idea de una selección uruguaya competitiva internacionalmente era prácticamente una utopía, poco más que un recuerdo de glorias pasadas.

Pero en el 2010 eso cambió. Llegamos al Mundial por la puerta de atrás del repechaje como estamos acostumbrados, y se celebró el haber clasificado como una gran victoria por sí sola. Muy poca gente creía que íbamos a pasar la fase de grupos, y ya se hablaba del Uruguay post-Tabarez. Pero nos sorprendieron a todos. El trabajo colectivo que el cuerpo técnico liderado por el Maestro llevó a cabo en los cuatro años previos, dio su fruto; acompañado de una gran generación de jugadores, sin lugar a dudas. Pero de esas ya habíamos tenido, y no habían rendido sus frutos. El gran desempeño del país en esa competición, de la mano de gestas heroicas como la mano de Suarez y el penal de Ghana; o Forlán como goleador del Mundial, quedaron selladas en los recuerdos de todos nosotros. Esto fue continuado con el triunfo de la Copa América en 2011.

Tras esto llegamos a un techo. No volvimos a ganar una copa ni estar entre los 4 primeros de un Mundial. Pero siempre somos un equipo competitivo, lo cual antes no éramos. Buena parte del mérito es para Tabárez, desde mi concepción filosófica no puedo negar el rol del “conductor” (en este caso el director técnico) en los desempeños colectivos. Pero creo que todos los procesos llegan a un punto en que se gastan y es necesario un recambio. En mi opinión tras el mundial del 2018 se necesitó un recambio. El ciclo Tabárez ya tenía más de 10 años en ese entonces, y más allá de un desempeño bueno en el Mundial, habían señales de estancamiento tanto en la formación del equipo como en ciertas decisiones dentro del campo de juego. Pero no se hizo.

En mi opinión la ambición (en el sentido positivo de la palabra) puede ser una gran fuerza creadora y que aumenta el desempeño individual y colectivo. Pero también muestra grandeza el saber cuándo bajarse y pasar la batuta. Claramente el mayor logro de Tabárez fue generar en la selección un nivel de unión colectiva poco visto alrededor del mundo, que hoy al menos dentro de la cancha parece haberse perdido. Esto es una consecuencia natural del desgaste de los procesos a lo largo del tiempo. Si bien tras el partido con Venezuela me frustré y enfoqué mis frustraciones en Tabárez, hoy veo que hay muchos más matices. Es dudoso si la respuesta necesaria es un cambio inmediato de cuerpo técnico. Pero por el respeto que le tengo, también creo importante cuidar su legado. Quiero que el recuerdo que quede es el del Tabárez de 2010 y 2011. Viendo como jugamos estos últimos partidos, el riesgo de que podamos quedar afuera del Mundial o tener un desempeño pobre en Qatar es alto. Y la historia muchas veces es injusta, y recuerda los fracasos más que las victorias. Por eso es importante saber retirarse a tiempo. Creo que el momento adecuado fue en 2018, pero espero que el Maestro pueda aún tener la posibilidad de retirarse por la puerta grande.

 

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