¿Por qué Fernando Pereira? por Ignacio Martínez
Si queremos hablar de recambio generacional en el FA, Fernando reúne esa condición. Estamos hablando de un hombre que ha surgido de las luchas populares, del sindicalismo, formado en el mejor pensamiento del mejor cristianismo, vinculado laboralmente desde el personal no docente que es imprescindible para la enseñanza y la escuela público. Estamos hablando de un hombre que coordinó primero y presidió después la más importante organización popular, el PIT-CNT. Y lo ha hecho para la conquista de las principales reivindicaciones de los trabajadores en la calle, en los consejos de salarios, en la comunicación y la reflexión por todo el país. Lo ha hecho desde la tarea estratégica del crecimiento de la central con la mayor cantidad de afiliados de toda su historia. Lo ha hecho en el fortalecimiento de más y mejores vías de comunicación entre los trabajadores, desde alentar todo lo que la tecnología nos brinda, hasta incentivar el fortalecimiento del Instituto Cuesta-Duarte, el nacimiento y la maduración de un Departamento de Cultura y un elenco teatral de los trabajadores, entre muchas otras cosas.
Fernando sabe y así lo ha hecho, que la negociación y el equilibrio entre consensos y disensos en el seno de los trabajadores, es clave para los objetivos máximos de los trabajadores que es llegar a una sociedad sin explotados ni explotadores. Sabe también que la relación con las más amplias expresiones organizadas de nuestro pueblo, es fundamental. Por eso se suma a fortalecer la relación con cooperativistas, con jubilados, con estudiantes, con feministas, con discapacitados, con expresiones de los colectivos LGBTI, con afrodescendientes, con pequeñas y medianas empresas, con la gente del medio rural, entre otras, construyendo la Intersocial. Fernando sabe que “los cambios son culturales o no son” y por eso se ha dedicado a construir un estilo de prédica con argumentos, con serenidad, con disposición al diálogo, sin perder la firmeza en las convicciones.
He expuesto solo un puñado de razones para argumentar por qué Fernando debe ser el Presidente del Frente Amplio. Agrego, además, que hoy cuenta con el más amplio apoyo de las principales fuerzas políticas de la coalición y arriesgo a decir, de la inmensa mayoría de la militancia, esa formidable fuerza frenteamplista.
Hoy el FA tiene la oportunidad histórica de acordar, sin fisuras, un único nombre para la presidencia. Nada voy a decir del valioso compañero Civila y las queridas compañeras Beramendi y Passada, salvo la invitación a que reflexionen la posibilidad de renunciar a sus postulaciones. No creo que sea así que se resalten perfiles ni se defienda la paridad de géneros. Es mucho más importante reflexionar sobre programa, sobre el tipo de FA que se necesita, sobre la estructura y los reglamentos que debemos mejorar y modernizar, sobre la importancia de construir más canales para la consulta, el consenso, la participación, la democracia y el espíritu colectivo como cinco de los mejores pilares de fortalecimiento frenteamplista. Los perfiles y la paridad son factores transversales que deben ser comunes en todo el FA y que trascienden las candidaturas.
Como pueblo necesitamos el liderazgo de una fuerza política que a su vez tenga el liderazgo de una persona nacida de nosotros mismos, que cuente, como Fernando, con la más amplia adhesión. La reciente batalla principal que ha sido la juntada de firmas, heroica y victoriosa, encontró a Fernando en el indiscutible primer lugar, procurándolas todos los días, dando el debate por todos los medios y creciendo como el mejor referente de esta lucha. Nosotros, como pueblo, no necesitamos asistir a competencias de cargos o proyecciones de perfiles o disputas de parcelas al interior de nuestra fuerza política. Necesitamos cohesión, unidad, acuerdo, construcción, confianza que nos fortalezca la esperanza y la capacidad para derogar ahora los 135 artículos. Mañana será la presentación de un programa y una fórmula que nos lleve a recuperar el gobierno que nunca debimos perder, y retomar plenamente el camino de las transformaciones que satisfagan los intereses de las grandes mayorías nacionales.
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