¿Todavía se le llama “DÍA DE LA RAZA”? por Ignacio Martínez
El año 1914 por primera vez se celebró en España el 12 de octubre con el nombre de Fiesta de la Raza. Finalmente, en el año 1915 pasó a llamarse Día de la Raza, con base en el siguiente argumento que afirmaba que a la vez de homenaje a la memoria del inmortal Cristóbal Colón, sirva para exteriorizar la intimidad espiritual existente entre la Nación descubridora y civilizadora y las formadas en el suelo americano…
En efecto esta idea fue impulsada por el abogado, empresario, colonialista y monárquico señor Faustino Rodríguez San Pedro Díaz-Argüelles, quien halló la conveniencia de que en este día aniversario del descubrimiento de América, celebremos la Fiesta de la Raza Española, que ha tenido providencialmente la fortuna de llevar la bandera de la civilización y del progreso en aquella memorable empresa, realizada por Colón bajo los auspicios de la gran reina Isabel la Católica.
La ciencia ha superado con creces esa absurda denominación. Entre la Humanidad no existen razas, sólo existe la Humana.
La llegada de aquellos españoles y de otros orígenes no fue descubridora ni civilizadora. Fue el comienzo de una violación masiva, de un exterminio abrumador, de la dominación al servicio de la avaricia, con el precio de la explotación más feroz y el genocidio más extendido.
Hubo sí en nuestra América otras inmigraciones más modernas que forman parte de lo que somos. La presencia en nuestras tierras de gallegos, asturianos, vascos, catalanes y de otras procedencias, mujeres y hombres pobres y perseguidos, expulsados por la Raza Española encaramada en el poder ibérico, ellos sí son parte de nosotros. Pero lejos de formar razas, ellos constituyen parte de la nacionalidad y la ciudadanía, los hábitos y las costumbres, las culturas y las esperanzas. Se trata de pueblos sacrificados y constructores que nada tienen que ver con la monarquía rancia, el poder déspota y la iglesia cómplice de una España que muere. Nosotros estamos por la España que bosteza, la que despierta, la que busca construir su futuro retomando, incuso, la investigación por saber la verdad sobre el pasado reciente y lejano, y hacer justicia. Tú, yo, todos nosotros los sabemos: una de las dos Españas ha de helarte el corazón.
¿A quién se le ocurrió, entonces, que el 12 de octubre se llame Día de la Raza? Seguramente a los mismos abanderados de la peor condición humana, la deshumana, la inhumana. Los que quieren inculcar una cultura “…donde las pezuñas (que) sustituyen a las alas puede achabacanar y adormecer una nación entera”, como lo expresaba Federico.
El concepto de razas y las prácticas racistas son dos vertientes de la misma infamia y deshonra. Es tan racista el que desprecia al negro como el que se niega a usar ese color para identificarlo, por creerlo impropio, inadecuado y ofensivo. Negros, rojos, amarillos, blancos, marrones o del color que seamos, todos somos dignos de nuestra diversidad como seres humanos, como un caleidoscopio, como el arco Iris donde no debe faltar ningún color.
Entonces el 12 de octubre es el día en que llegó Colón, como día de una proeza formidable, de un emprendimiento que parecía imposible y punto. No todo lo que vino fue espantoso ni todo lo que había era bueno, pero de lo que se trata es de hacer justicia con lo que ocurrió durante estos 529 años de historia y nada más lejano que cualquier referencia a razas o naciones descubridoras y civilizadoras.
¡Qué gran paso daremos el día que cada uno de nosotros entienda que la patria es el mundo y el pueblo es la humanidad, y actuemos en consecuencia, amando el planeta y a todos los seres humanos!
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