Home Cine CORALIE FARGEAT: Una directora a tener en cuenta Por: Martín Imer
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CORALIE FARGEAT: Una directora a tener en cuenta Por: Martín Imer

CORALIE FARGEAT: Una directora a tener en cuenta Por: Martín Imer
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Hoy llega a salas La sustancia, retorcido film protagonizado por Demi Moore y Dennis Quaid que promete revolucionar a su público: utilizando el terror body horror, estilo dentro del género que se obsesiona con el cuerpo humano y sus mutaciones, llevando hasta el extremo sus límites, se nos cuenta la historia de Elizabeth, una estrella televisiva que ve cómo su carrera termina el día que cumple 50 y es echada del canal por su jefe. La protagonista, angustiada ante la idea de ver su vida en pedazos ante el avance de la edad, decide someterse a un experimento químico llamado La sustancia, que consiste en un líquido que, una vez inyectado, saca del cuerpo de la persona una versión muchos años más joven, con la cual comparten la misma conciencia a pesar de tener dos cuerpos físicos independientes: si ambas logran el equilibrio de vivir una semana y dejar que la otra viva la siguiente, todo está bien, pero si una de ellas rompe el equilibrio, las consecuencias para el cuerpo de la otra serán atroces, lo que Elizabeth descubre cuando su versión joven, Sue, decide vivir unos días más de lo acordado.
El film es el segundo de la realizadora francesa Coralie Fargeat, quien a partir de una mezcla de gore extremo y humor irónico crea una ácida e incendiaria sátira sobre los estándares de belleza que se imponen en los medios masivos y cómo funcionan como una cárcel para las mujeres que viven dentro del sistema y, sobre todo, una condena para las que, por el paso de los años, son forzadas a salir de él luego de haberle dado todo. La directora emplea un arsenal de herramientas para shockear y espantar a la platea, desde el uso de invasivos primeros planos que incomodan al espectador, una presencia musical electrónica constante y fuerte que mantiene en estado de alerta y un incremento de la violencia en escena que culmina en una resolución que tiñe de rojo sangre la pantalla, aunque Fargeat no queda únicamente en el efectismo de los componentes visuales sino que complementa con un libreto que, de forma muy inteligente, estudia las formas machistas que imperan en la sociedad hacia la belleza femenina y las expone desde una óptica feminista que da lugar a la reflexión, además de poder alardear de una rica cultura del género que se deja ver a lo largo de sus imagenes, yendo desde El doctor Jekyll y Mr Hyde y El retrato de Dorian Grey hasta la filmografía de David Cronenberg y la anárquica libertad de la reciente ganadora de la Palma de Oro Titane.
Comentaba previamente que esta es apenas la segunda película de Fargeat, pero no sorprende la demostración de talento cuando uno descubre su ópera prima, actualmente disponible en Netflix (y que vale la pena visitar antes de ir al cine a ver La sustancia): Venganza del más allá, cinta de género que también construye un cuento inquietante con especial atención a la estética y la presencia musical como otro elemento de tensión y angustia para la platea. En esta cinta conocíamos la historia de Jen, una chica que es la amante de un hombre rico y poderoso que lo acompaña a un fin de semana de caza junto a unos amigos de él. Las cosas se tuercen durante la estadía y los hombres, seguros de la impunidad que les da el dinero, la violan y la dejan morir en el desierto, sin contar con que la protagonista no muere sino que regresa a la casa para ejecutar una sangrienta venganza contra ellos.
Muchos han resaltado el (buscado) parecido de esta película con la enormemente conocida Escupiré sobre tu tumba, y no solo es muy cierto sino que en cierta medida incluso podría hablarse de Venganza del más allá como una relectura del famoso film de 1978: en ambos casos la trama empieza con una mujer vulnerable que sufre una situación terrible y luego decide vengarse de los que la hicieron pasar por algo así, aunque mientras que en aquella (y en su remake del 2010) el énfasis estaba en el morbo y la violencia, con instantes tan perturbadores como gratuitos, aquí abunda la agresividad aunque resulta más inquietante lo que se deja fuera del plano, favoreciendo las imágenes breves e intensas, con cortes rápidos, a la abundancia de detalles.
Es también muy interesante el abordaje de la masculinidad que ofrece el film. Siguiendo con los obvios parecidos, la estructura entre ambas producciones es igual: el juego del gato y el ratón se invierte, quedando la chica frágil como la implacable cazadora y los salvajes hombres como asustadas presas de la furia. Sin embargo, en Venganza… existe algo más en juego en esa cacería: la «hombría» de estos tres hombres, tan machos que no pueden admitir siquiera que una mujer los rechace. Mientras Jen avanza en su misión los protagonistas masculinos se van desmoronando, ven como ese fantasía del poder cae alrededor suyo y quedan simplemente como tristes caricaturas llenas de rabia, finalmente tan vulnerables como lo que parecía ser al principio la chica. Esa mirada a la masculinidad tóxica inscribe al film de lleno en los temas de actualidad con marcada y asumida vocación feminista, algo que se potencia con el cambio radical que tiene la protagonista durante el film, estupendamente llevado a cabo por la actriz Matilda Lutz.
Ambas películas son, con su violencia desatada en pantalla, un grito de furia ante una realidad social que escapa de la ficción del cine, y presentan también la visión desaforada de una autora tan audaz como imperdible.

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